Lunes 30 de Enero de 3.023. Naturaleza ya deja que la humanidad vaya saliendo del destierro en el que ha vivido durante mil años aproximadamente bajo Tierra, para que se recupere la vida y para que desaparecieran todos los restos de plástico, cambio climático, emisiones contaminantes, vejaciones a los océanos, vejaciones hacia la misma humanidad, porque…, ¿hay algo más vejatorio que las guerras?
Hoy una de las tareas de un nutrido grupo de alumnos es visitar uno de los espacios donde las personas se divertían hacía mil años. En esos lugares había protocolos contra el mal trato, vejaciones, incluso violaciones y humillaciones que infectaban la convivencia y el buen fluir de las diversiones que en los dos mil, eran más cotidianas de lo deseable.
– En este servicio de chicas –dijo el profesor- igual que en el de chicos, podéis apreciar el cartel de ayuda, destinado a prestar apoyo a víctimas o posibles víctimas de personas sin escrúpulos que se creían dueñas de la vida de los demás.
Todos se asombraron al ver y leer el cartel. Hacía mil años, es decir en el 2.023, la humanidad había avanzado mucho tecnológicamente, habían llegado lejos en medicina, en ciencia y en otras muchas áreas más, pero ¿cómo se podía explicar que las relaciones humanas fueran aún tan primarias?
– Estáis pensando que parece imposible que con tantos medios se dieran tan a menudo situaciones depravantes ¿no es cierto? Bien, ese es el ejercicio de hoy. ¿Alguien quiere comenzar?
Una de las muchachas levantó la mano: – Creo que uno de los mayores problemas radicaba en que tenían conocimientos, pero no poseían una educación que les enseñara a tener criterio propio, ni a discernir entre la libertad y el libertinaje. Otro muchacho se animó: -Opino que en ese milenio se vivía en el culto a lo inmediato, a tener todo lo que se te antojara en el instante, y así se pierde el aprendizaje, que es lo que verdaderamente te lleva a valorar lo que tienes.
Siguieron sacando conclusiones y felicitándose porque ellos en el 3.023 no tenían esas lacras tan dolorosas y corrosivas.
Neuronada: La iniciativa de tener un protocolo de ayuda para las personas que se sientan en peligro de ser forzadas o tengan miedo de serlo, comenzó a usarse en Inglaterra en el 2.016. Ahora ya existen en locales de otros países, entre ellos España. El protocolo llamado “Ask for Ángela”, traducido: “Pregunta por Ángela” en el que en los aseos de los locales que lo tienen, se hace visible a través de un cartel. El cartel dice: ¡Ayúdanos a ayudarte! (Lee, sólo toma un minuto) “Soy Ángela” ¿Estás en una cita que no está funcionando? ¿Sientes que no estás en una situación segura? ¿Te sientes incómoda con la persona con la que viniste al local? “Si vas a la barra y preguntas por Ángela, el personal del local sabrá que necesitas cierta ayuda y sabrá cómo sacarte de esta situación”. Pregunta por Ángela
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.