El recipiente es un cuento que me contaron en el año 2.023. Es un cuento y también un cuenco para cobijar los miles de granos de adeene que nos forman y conforman en la larga trayectoria de la humanidad. El recipiente no es otro que este cuerpo con el que he llegado al 3.033.
Veréis yo nací en 1955, pero en el minúsculo cuerpo en el que me recogió mi madre, traía millones de años inscritos en los átomos que habían dejado su diminuta marca. Traía información de miles de humanos y de sus antecesores, era una suma infinita de todos los que habían sido antes que yo. En el recipiente que era, cabían tantas vidas como todas las que me han precedido.
Pero he dicho que voy a contar un cuento. Vamos a ello, el cuento se titula “El recipiente”. Todo comenzó el día que le pregunté a mi madre qué quería decir cuerpo. Había oído la palabra varias veces, pero no acertaba a darle un significado en mi pequeño cerebro de muy pocos años. Verás me dijo mi madre cogiéndome en su regazo, te voy a contar un cuento para que te hagas una idea de lo que es el cuerpo. Érase una vez una niña que hablaba mucho con los animales que merodeaban por el lugar donde vivía. Con la que más hablaba era con una cucaracha muy sabia que había sobrevivido a miles de fumigaciones, de pandemias y de aplastaduras (pisotones en el lenguaje de este cuento). Señora cucaracha, va usted muy rápida, hasta pareciera que le ha sacado brillo al cuerpo, seguro que va a una fiesta. Lo has adivinado pequeña, voy al baile, hoy celebramos los taitantosmil milenios, que llevamos viviendo en Tierra. ¿Tantos, apuntillo la niña? Tantos o más. Este cuerpo que ves, ha vencido casi a todo lo que le ha tocado vivir y sufrir. Este cuerpo, que no es más que el recipiente de toda la información universal de mis antepasadas y de Naturaleza, es duro como el metal. Es la primera vez que escucho llamar recipiente al cuerpo, refutó la niña. A lo que la señora cucaracha añadió: Si te fijas, el cuerpo no es más que un cuenco o un recipiente donde podemos transportar nuestros más preciados bienes, por eso mi querida niña, debes cuidarlo y mimarlo. Naturaleza nos lo dio para que lo tratásemos con sumo cuidado, igual que deberíamos tratarla a ella, pues es nuestra madre desde el inicio del inicio. El cuerpo es el cuenco donde va toda la información con que Naturaleza ha dotado a todos los seres y también a nosotros mismos. Y… colorín colorado, este cuento nunca se ve acabado.
Miré a mi madre un poco obnubilada, pues no había entendido muy bien la historia que me había contado, pero ahora en el 3.033, he crecido y ya lo entiendo. Entiendo que si no cuidamos nuestro entorno y a nosotros mismos, no hubiera llegado hasta este 3.033.
Neuronada: Tierra, es otro recipiente precioso al que no estamos escuchando demasiado. Si se nos rompe este recipiente, ¿dónde haremos nuestros nidos? ¿A dónde volará el polvo mágico de nuestra existencia?
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.