El atentado suicida de agosto de 2021 en el aeropuerto de Kabul (Afganistán) retrasó la salida de Shakila Ghoyor un año • “Estuve escondida en la capital sin poder salir de casa”, lamenta una periodista embarcada en proyectos de igualdad de género que trabajaba para la AECID • Ahora, en el Programa de Protección Internacional (PPI) del Hospital San Juan de Dios de León desde noviembre de 2022, solo sueña con reunir a toda su familia.

 

León_20 de junio de 2023_ Ser mujer en el Afganistán de los talibanes no es fácil, aunque, en palabras de Shakila Ghoyor, “tampoco lo es para los hombres” que, por obligación, deben llevar la barba larga. El atentado perpetrado en agosto de 2021 frente al aeropuerto de Kabul, en el que murieron 13 militares estadounidenses y unos 170 afganos, impidió a esta periodista embarcada en proyectos de igualdad de género salir del país junto a su familia. “Estuve un año escondida en la capital sin poder salir de casa”, lamenta sobre el descenso a los infiernos de un país asiático que lleva más de 40 años de conflicto.

 

A sus 57 años, Shakila, que trabajaba para la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en la provincia de Badghis, al noroeste, nunca se imaginó vivir una pesadilla así. Y es que, a pesar de que Afganistán ya era considerado el país más peligroso del mundo para las mujeres, éstas podían ir a la Universidad, viajar solas o decidir libremente sobre el uso del burka. Ahora, las draconianas políticas talibanas, impuestas a golpe de prohibición, les han privado de su derecho a una vida segura, libre y plena.

 

“En agosto de 2022 conseguí salir de Afganistán con mi marido, dos de mis hijos y mi hija pequeña, Mitra, que tuvo que dejar segundo de Bachillerato cuando los talibanes cerraron los colegios y ver cómo sus sueños de estudiar Medicina se esfumaban”, explica en el marco del Día Mundial del Refugiado que se celebra este 20 de junio. Ya en Irán se organizaron para volar a Madrid sin ser demasiado conscientes de las dificultades que se abrían paso en el camino de integración en un país con un idioma tan diferente al suyo. 

 

“Nuestra idea era escaparnos a Alemania”

Tras una primera acogida en Palencia, donde se sintieron abandonados a su suerte y -en cierto modo maltratados-, recalaron en el Programa de Protección Internacional (PPI) del Hospital San Juan de Dios de León en noviembre de 2022, un proyecto que solo este 2023 ha acompañado a 216 personas -148 adultas y 68 menores- de 18 nacionalidades distintas gracias a sus 111 plazas distribuidas entre La Fontana (76) y un total de seis pisos (35): “Mi marido no paraba de llorar y de perder peso. La situación era muy estresante. Nuestra idea era escaparnos a Alemania, pero finalmente acabamos aquí”, según recuerda. Y en León han encontrado un refugio temporal en el que encajar todo lo vivido.

 

 “Si cesara el peligro y hubiera trabajo, sí volveríamos a Afganistán, pero, desde mi punto de vista, no va a volver a ser lo mismo”, precisa una mujer fuerte que lucha cada día para no rendirse ante la adversidad. “Una de mis hijas, la que tiene 35 años y ha estudiado Derecho, está atrapada en Kabul con su marido y sus dos hijos y yo me siento muy mal porque no puedo hacer nada por ella”, relata sin olvidar cuando los talibanes se llevaron a su hijo porque sabían que nos habíamos ido a Europa.

 

Shakila, que tiene nueve hijos y 12 nietos, no ve el momento de reunir a toda su familia. “Tengo dos hijos y una hija en Afganistán, un hijo en Pakistán, un hijo en Viena y otro en Turquía que tiene en mente entrar en Europa por Serbia”, señala. “Ojalá pronto puedan venir también mis nietos con su madre, porque mi hijo está aquí y ellos son muy pequeños”, apostilla preocupada. Solo entonces encontrará la paz que tanto necesita.

 

Más de 800 personas refugiadas acogidas por SJD en 2023

La gran diversidad de culturas, procedencias y edades de las personas refugiadas suponen un reto constante para los equipos profesionales de los Programas de Protección Internacional de la Orden en España, que en este primer semestre de 2023 han atendido a más de 800 personas, el 36% menores. La atención que se les presta es personalizada, basada en el valor de la hospitalidad y adaptada a sus necesidades concretas. 

 

Esto permite una mejor integración y, por ello, en 2022 el 65% de las personas refugiadas adultas acogidas en San Juan de Dios logró obtener un contrato laboral. A pesar de ello, encontrar vivienda es el mayor desafío que afrontan debido a los elevados precios, una demanda limitada y unos requisitos imposibles de cumplir.

 

Los PPI de los 11 centros y dispositivos de San Juan de Dios y los 2 de las Hermanas Hospitalarias -que forman parte del Sistema de Acogida del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones- van mucho más allá de cubrir necesidades básicas como un alojamiento seguro y manutención. Durante 18 meses se ofrece atención personalizada y acompañamiento de acuerdo a las necesidades de cada persona, promoviendo su autonomía y la reparación emocional de los traumas que arrastran.

 

Desde que San Juan de Dios comenzó este programa a finales de 2017, ha atendido a más de 1.900 personas refugiadas y solicitantes de asilo procedentes de 36 países de todo el mundo, entre ellos Ucrania, Rusia, Afganistán, Siria, Yemen, Senegal, Nigeria, Etiopía, Honduras y Venezuela. La realidad es que cada día más personas sufren desplazamientos forzosos, según afirma ACNUR, sumando actualmente 110 millones de personas. La causa principal son los conflictos armados, seguido de persecuciones, discriminación y otras formas de violencia.

 

Frente a esta realidad, el director general de la Orden Hospitalaria en España, Juan José Afonso, ha recalcado que: “En San Juan de Dios somos muy conscientes de las condiciones de extrema fragilidad en las que llegan estas personas a nuestro país y por ello hacemos especial hincapié en promover su autonomía e integración social. Trabajar es el primer paso para conseguir una integración social con éxito”. Actualmente la Orden atiende a colectivos especialmente vulnerables como personas mayores, gravemente enfermas, familias monoparentales con hijos menores, personas con discapacidad, con trastorno mental y víctimas de torturas u otras formas de violencia.

 

Tal y como explica Merlys Mosquera, responsable del Programa de Acogida y Protección Internacional de San Juan de Dios en España: “Cuando hablamos de integral nos referimos a que, además de un hogar seguro, ofrecemos acompañamiento psicológico y legal, y se desarrollan itinerarios de empleo y formación, según el perfil y las expectativas de cada uno”. Esta atención integral incluye también la escolarización 100% de los menores y el aprendizaje del idioma de acogida, entre otras acciones. Por ello, los equipos de San Juan de Dios de los centros que acogen y acompañan a estas personas son multidisciplinares, e incluyen desde psicólogos a profesionales del ámbito social (trabajadores, educadores, integradores) o sanitario.