LEYENDA EN DO MENOR PARA UN SAXOFÓN Y UN PIANO: A un saxofón enamorado de la vida, / se le acercó un piano lleno de pasión. / Entre los dos llegaron a ser leyenda. / Cuentan que cuando se les escuchaba / juntos, a las hojas de la rutina, /les crecía un viento amable / que las mecía en emoción y sentido. / El saxo trepaba por entre los sentimientos / mientras el piano llenaba de fuerza / el significado de las melodías. / En las fibras del saxofón vibraba la entrega, / en las notas del piano se sostenía / la sonrisa de la vida. / La vida bailaba contenta / al son del piano y del saxo. /
Mientras les escuchaba, / a la vida se le olvidaban los negros humos, / los peores ratos. Reinaba en la unión / de los dos instrumentos, / una armonía que transportaba el alma, / hasta la cumbre de una calma buena. / Una armonía que elevaba el espíritu / hasta el acantilado de los latidos hechizados, / por el ritmo que trae energía al corazón. / Ambos, saxofón y piano, / piano y saxofón, tejieron un cuévano / de luz para iluminar el pulso / de los que cautivados les escuchaban. / La leyenda cuenta, cuenta la leyenda, /
que la entrega de ambos cuando interpretaban, / contagiaba de poderosa existencia /
a todo el que escuchaba su amor por la música.
Todos los reunidos en la explanada de Baobad, emitieron una sentida ovación al acabar de escuchar el texto que se había leído después de la grabación de aquel concierto de piano y saxofón. Se estaban llevando a cabo una serie de proyecciones, para conocer un ciclo de música denominado Passionato que había existido en el milenio anterior. Era la manera de que las nuevas generaciones de aquel 3023, conocieron a distintos músicos que hacían las delicias de la población allá por el 2023. En esta ocasión habían tenido la enorme suerte de escuchar y ver en la grabación, un concierto del 30 de septiembre del 2023, llevado a cabo por David Carreño Rivera, piano y Guillermo Rodríguez Palacio, saxofón.
Neuronada: Con la ignorancia musical de la que puedo presumir (peor para mi), admito que el concierto al que me he referido en el párrafo anterior, me emocionó profundamente y quedó prendido en todos los ánimos de las personas que tuvimos la suerte de poder disfrutarlo, el enorme trabajo de los dos músicos.
Añadir agradecimientos por las explicaciones que se nos iban dando tanto de las piezas que se iban a interpretar, como de la historia del saxofón, que Guillermo nos contó tan extraordinariamente, también nos demostró cómo sacaba sonidos al saxo que nos dejaron embaucados. Esa es la palabra embaucados, porque así quedamos. Embaucados por la gran sabiduría y por el enorme trabajo que se desprendía de las interpretaciones de ambos maestros.
Habíamos tenido un terremoto por la mañana, pero tuvimos otro terremoto emocional escuchando a dos enormes talentos: David Carreño Rivera y Guillermo Rodríguez Palacio. Solo me queda decir: Muchas gracias y que la salud os acompañe.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.