Llevan varios días publicándose en los medios locales de León la acusación a la dirección de la Escuela Superior y Técnica de Ingenieros de Minas por los “Cursos de Adaptación al Grado” realizados en cursos pasados.
Sin embargo, en la sección de “noticias” de la Universidad de León, nada se dice a este respecto.
Los cursos de adaptación al Grado surgieron por el cambio de la estructura de las titulaciones de las universidades españolas, que pasaron de la estructura anterior de 3+2 al 4+1 y estuvieron vigentes durante varios años, hasta que se acabó la demanda y la Junta de Castilla y León decidió también que debían eliminarse ya estos cursos de adaptación. Todo esto finalizó más o menos en el curso 2017-2018, según titulaciones.
Las ventajas de los cursos de adaptación fueron considerables para los estudiantes, pues con un relativo esfuerzo (18 o 20 créditos, más la experiencia profesional y el Trabajo fin de Grado) pasaban de tener una titulación “media” a una titulación “superior” por simplificar la terminología. Tenían acceso con el nuevo grado a puestos de trabajo del grupo A (que antes eran imposibles con las titulaciones de 3 años) y puestos superiores en las empresas.
La Universidad de León obtuvo por su parte unos ingresos económicos importantes por los reconocimientos de créditos y las matrículas.
Los profesores también tuvieron recompensado su sobreesfuerzo, ya que los cursos de adaptación no contaban para la actividad académica normal, eran voluntarios para el profesorado y se retribuían aparte.
La titulación que más cursos de adaptación realizó en la Universidad de León fue Enfermería, también los Maestros, las Ingenierías Técnicas y las titulaciones de tres años como Relaciones Laborales, Gestión y Administración Pública… realizaron los cursos de adaptación que los estudiantes demandaron.
Inexplicable es esta situación que, según los medios locales, ha generado el rectorado de la Universidad de León, ya que todas las facultades y escuelas hicieron los mismo y con una normativa estricta de la propia universidad. No hay razón para «atacar» a esta escuela y no a otros centros.
No consta en ningún archivo que la Escuela Superior y Técnica de Ingenieros de Minas diera un tratamiento diferente a los cursos de adaptación al grado a otras facultades y escuelas de la ULE. Además en el aspecto económico sus cuentas se vaciaron quincenalmente y los saldos pasaron a la cuenta general de la Universidad de León, como todos los demás centros.