En un mes de transición como es octubre, el mercado laboral sigue dando avisos de enfriamiento y registra datos negativos en cuanto a empleo y afiliaciones. El paro aumentó un 1,75% respecto a septiembre, afectando a 376 nuevos desempleados que engrosan la cifra de demandantes de empleo hasta las 21.899 personas. 

El 80% de estos nuevos desempleados son del sector servicios, la actividad que acapara la mayor parte de destrucción de empleo con más de 15.400 leoneses en busca de una oportunidad en este sector. La industria y la construcción también registraron subidas del paro, siendo el sector primario (19) y el colectivo de sin empleo anterior (12) las únicas actividades que lograron crear puestos de trabajo en octubre.

En esta última parte del año observamos que el dinamismo del mercado laboral va perdiendo fuelle, con dos meses consecutivos encadenando incrementos del paro; no obstante, a nivel interanual el balance sigue siendo claramente positivo, con 1.965 parados menos que en octubre de 2022 (caída del 8,23%)

Si nos comparamos con lo sucedido en la Comunidad y en España, estamos algo mejor respecto a las cifras que arroja Castilla y León, donde el paro subió un 2,11% en octubre y algo peor respecto al conjunto nacional donde el desempleo se incrementó un 1,36%. Respecto a la variación interanual, estamos en línea con la Comunidad (caída del 8,38%) y mejor que en España (caída del 5,33%)

En cuanto a las afiliaciones a la Seguridad Social, octubre registró una caída del 0,23% en León respecto a septiembre, hasta un total de 166.731 cotizantes, un mal dato si tenemos en cuenta que los afiliados subieron un 0,41% en Castilla y León y un 0,45% a nivel nacional. Perdemos afiliados, 391 el pasado mes, mientras otros territorios los ganan. No obstante, respecto al año anterior el balance es positivo con una subida del 1,81% en el número de cotizantes, aunque estamos a la cola a nivel autonómico.

Con estos datos sobre la mesa y teniendo en cuenta el momento actual de turbulencias y de negociaciones para la posible investidura del presidente Sánchez, la preocupación a nivel empresarial es un rumor de fondo que va in crescendo. La percepción que el Gobierno muestra 

 

sobre las empresas perjudica la competitividad y el anuncio de medidas intervencionistas daña la confianza empresarial y la voluntad de seguir acometiendo inversiones. Y menores inversiones significa menos empleo, es decir, menos recaudación por IRPF; menores compras a proveedores y menos IVA. Todo ello con pésimas consecuencias para la economía.

Necesitamos entornos regulatorios y fiscales más estables y predecibles para incrementar nuestra productividad, crear y estabilizar el empleo y acometer proyectos de inversión que puedan tirar de la economía en una provincia como León que busca revulsivos para poder ofrecer alternativas de empleo, especialmente a los jóvenes, las mujeres y los parados de larga duración.