Asomó como impacto, que pudiéramos tomar, o acaso en él más que evidente que, en aquello de lo que estimamos cuál propios de nuestros entornos de convivencialidad, tanto cercanos como no, el que tenemos una especie de imagen cuál instrucción/conocimiento/ formación, de la temática “Galicia”, que en principio pudiera estar, así es sí así parece, tal que es solo originada (cada cual valore por sí mismo), y casi en exclusividad, a través del cauce/foro/embudo/influencia de la transmisión matritense y que, en lo que se refiere a otras posibles fuentes, aparece a simple vista, incluso de léjos, un más que posible amplio desierto plagado de móviles, puede que incluso acomodaticias, áridas dunas de diferentes volumetrías.
Las focalizaciones informantes, de actualidad que pudiéramos decir, sobre “el entorno de Galicia y/o lo gallego”, nos llegan, es un lisonjero decir, en la mayoría de las ocasiones, en lo que es de facto una ‘entelequia articulada y/o disuasoria’, a través del entorno comunicacional (tanto oficial cómo privado), de la proximidad, y en su orquestamiento y/o maquinización, de la gobernanza de la centralidad (lo cual las hace, de por sí, muy indicativas) y raras veces, ¡muy raras!, por la apreciación directa del pulsamiento “in situ” de lo que acontece, que se correspondería, desde nuestro previo que no apriorístico suponer, con la mediatez actora (de los que sí son sus propios protagonistas) y el apegamiento locacional, en la propia tangencialidad de los asuntos/hechos/circunstancias que tendrían que describir.
Llegados a este punto y dado que en ‘la aún España’ (Reino de), es sumamente conocido, por estar archi comprobado, que antes de salir de unas elecciones (¡las que sean!), ya estamos, ¡y otra vez!, ora por mor de los calendarios electorales y/o ora por mor del `asuntín´ de los tejemanejes políticos (¿?), metidos (y/o teledirigidos -.- ya que todo es tv -.-) en las siguientes elecciones [-.- que auscultadas e interrogadamente serán: ¿dónde?,¿cuándo?, ¿de qué?…, ¿ contra quién?),… y sobre todo, que no es el nunca esperado (¿a favor de qué?), estaría aquello de “es lo de siempre” (¿a favor de quién?) -.-], ahora nos vemos todos (nos estamos refiriendo a todos los ciudadanos españoles) implicados por todas las redes, habidas y por haber, en las elecciones gallegas y/o del `país gallego ́ [-.- ya que los electores se ubican tanto en la propia regionalidad gallega como en la más que abundante,¡ y tan prolongada!, diáspora emigrante regional gallega -.-].
De todas las regionalidades españolas, de las quince [-.- del doble constitucionalismo 1931/1978 hasta hoy -.-], se puede abundar sobre sus rasgos patrimoniales, hechos antropológicos, ambientaciones culturas, economías de escala, sistemas energéticos, vicisitudes históricas, procesos políticos y aconteceres ambientales, amén de otras características que se le pudieran agregar, y se puede avanzar en ello, así lo estimamos, tanto desde el `propio staff´, con su cronología tanto propia como comparada, de cada regionalidad española, como de las interacciones que se mantienen entre una de ellas como determinada/prefijada/básica y las que le son, por diversas consideraciones, vecinalmente contiguas. Ello nos llevaría, en una particular opinión que sustentamos, a unos procesos de enriquecimiento del conocimiento sobre ellas y a la vez, así nos parece entender, a una consolidación más informada de cada una, haciéndolo a través de la tangencial interacción.
La recurrente `edad media hispánica´, ya nos habla del “espacio integral del territorio del noroeste peninsular” como una aproximación/proyección/magnificencia exultante que se liga, casi desde el inicio, en el entorno de las creencias religiosas cristianas, que tienen lugar, en atención a sus descripciones, por mor de la intervención directa de los soberanos y/o gobiernos/curias que residieron en Cangas de Onís, Pravia, San Martin, Oviedo y León, como también, en la antesala de tales hechos, se centra preteritamente con la acomodación de los pueblos bárbaros, tanto en el tanden colaboración/oposición con la romanización como en su propia dinámica acción posterior.
Aún se narra en algunas referencias la batalla de los “Montes Nervasos” (posiblemente en El Bierzo-.- de la regionalidad leonesa desde 1833 -.-), en la consolidación del `territorio del noroeste y/o Gallaecia´ ( lo cual supone manejarnos entre los puertos de `O Cebreiro´ y `El Manzanal´), o las andanzas del rey Ataces (por los alanos), enarbolando desde su originaria Coimbra (en la Lusitania limítrofe sureña de la Gallaecia), su símbolos distintivos con “el dragón” y “el púrpura león rampante”, en lo que es parte de la fijación del territorio hispánico del noroeste. La “Gallaecia” en aquellos momentos (con sus tres “Conventus»: Asturicensis, Bracarensis y Lucensis) era, a lo que consultamos, territorialmente bastante más amplia que lo que, a posteriori, se traduce, tras el reconocimiento del Reino de Portugal por el Imperio Leonés (Conferencia de Zamora -.- en el año 1143-.- entre Alfonso VII El Emperador y su primo carnal Alfonso Henriques), que la acota en el río Miño.
Los caminos a Santiago de Compostela marcan, desde nuestra perspectiva no profesional, el inicio de una fase paneuropea, que hacen del territorio del noroeste una convergencia integral (humana, social, cultural, antropológica, económica,…) y que coexiste al mismo tiempo en que la línea interactiva con los invasores agarenos van variando, paso a paso, su latitud en su desplazamiento hacia el sur. Recordemos que ya mi patrón, San Francisco de Asís, peregrina de la península Itálica hasta el territorio del Noroeste Hispánico , en el año 1214, en el mandato del Regnúm Imperiúm Legionensis por el zamorano Alfonso IX (el de los “Decretas de 1188” y/o Carta Magna Leonesa, que la UNESCO ha proclamado como Patrimonio de la Humanidad), llendo despues desde Galicia a Ciudad Rodrigo, puede que en parte por la ruta jacobea mozárabe, que tras Zamora, en siguiendo la territorialidad leonesa, se perfilaba por la “Via Dalmacia”, encaminándose hacia el sureste, después de atravesar la llanura encinada del “Campo Charro” hacia “El Rebollar” buscando el “Puerto de Perales”.
Citar a quienes protagonizaron los inicios y desarrollo `desde la Gallaecia a Galicia´ o de las riadas humanas hacia la tumba del Apóstol Santiago, es también un tanto el hablar [-.- a partir del año 741 -.-] de los tres Alfonsos de Asturias (de la Corona de) y de los soberanos de la Corona Leonesa y/o Regnum Imperium Legionensis [-.- y su seguimiento,¡a pies juntillas!, del neovisigoticismo irradiado desde los Concilios Toledanos -.-], en la unidad, como igualmente se debe citar, ¡y muy destacadamente!, a todas las diócesis que, en tales y tan graves circunstancias, mantuvieron tanto su expresión [-.- sea territorial perimetrada y de directo mando -.-], como tal expresa devoción y de la cual, la de Braga y Astorga, amén de otras como la Mérida (que con la de Santiago tuvo sus fricciones), merecen un lugar prominente.
Cuando se visita la catedral de Santiago de Compostela, a veces no se percata uno, ante la magnificencia del templo que se contempla [-.- lo cual hace necesario el conocer su proceso constructivo y quienes lo promovieron -.-], de que allí yacen los dos últimos soberanos genuinos de `la territorial sola Corona Leonesa´, o sea Fernando II de León y Alfonso IX de León, en el uno nacido en Toledo (en 1137) y el otro en Zamora (en 1171), que respectivamente fallecieron en Benavente (en 1188) y en Vila Nova de Sarria (en 1230) [-.- yendo de camino desde Badajoz y Alange, en la regionalidad extremeña, hacia Santiago de Compostela -.-].
Nuestra primera visita, a Santiago de Compostela, fue con ocasión, en una peregrinación jacobea zamorana, de portar a hombros, desde la estación de ferrocarril de tal población hasta la Catedral, a la imagen de la patrona de la ciudad leonesa de Zamora (cuyo nombre completo es: “Nª. Sª. del Señor Santiago y de San Antolín”, parece que viene de fusión antigua de dos cofradías) y entrar allí, en el ámbito solideo/pileolus catedralicio compostelano, con ella para depositarla ante la imagen del Patrono de España, el Apostol Santiago (dejándola allí durante toda la jornada), y copresidiendo la celebración efectuada por el zamorano que fue arzobispo de Santiago de Compostela D. Julián Barrio Barrio ( de Manganeses de La Polvorosa- Zamora).
Esta advocación mariana de la ciudad leonesa de Zamora, la de “Nª. Sª. del Señor Santiago y de San Antolín”, ya se hacía junto al río Duero, cuando los ejércitos castellanos (en el año 1072), después de la batalla de Golpejera, cercaron durante 7 meses y 7 días la población, la de “No se ganó Zamora en una hora” (-.- de las lecturas de las crónicas de “El Cerco de Zamora”, parece desprenderse que, en defensa de la misma, estuvieron “gentes y caballeros de Galicia” -.-). Tenemos pues que en tiempos de Dª Urraca Fernández, hija de Sancha I de León y del Rey Fernando I El Grande (de origen navarro), la devoción al Apóstol Santiago ya contaba, ¡ y mucho!, en la línea leonesa del Rio Duero. En alguna ocasión ya hemos hablado de que, en forma probable, DªUrraca llevará consigo a Zamora,¡ ya en 1072!, el cáliz y/o grial que últimamente tanto se comenta ( tras los descubrimientos de dos muy prestigiados investigadores). Lo cual redundaría en la alta importancia de todo “El Cerco de Zamora”.
Parece que tras la “caballada real leonesa” de Fernando III “El Santo” [-.- que en dieciséis jornadas a caballo se plantó desde la ciudad leonesa de Benavente -.- donde había fallecido su abuelo Fernando II-.- ante las murallas cordobesas -.-], en la toma de tal y tan importante ciudad de Córdoba [-.- cuyo símbolo heráldico es un león rampante -.-], sede mayestática que fue del Califato, fue acompañado de caballeros de Galicia, por ello no es de extrañar que una de las puertas de las murallas cordobesas reciba el nombre de “Puerta de los Gallegos” desde el año 1236.
La tradición nos ha legado que el cuerpo del Apóstol Santiago llega a Campus Estella por obra/acción/empeño de los siete varones apostólicos [-.- Torcuato, Tesifonte, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Hesiquio -.-] , resultando que San Eufrasio (primer Obispo de Andújar), es el patrono de la ciudad de Jaén, reconquistada por Fernando III de León en el año 1246, acompañado por la Orden de Santiago siendo su Maestre en aquel momento Pelayo Correa (elegido en Mérida 1242). Está dándose la incidencia, con San Eufrasio, de que sus restos están en la iglesia de Santa Maria de Mao ( en el municipio de “O Incio” en Lugo). Los restos de San Torcuato están en la iglesia de Celanova (Orense) y antes estuvieron en la iglesia visigoda de Santa Comba de Bande, fue Obispo de Guadix (Granada) y es su patrono (consta en la tradición como el primer Obispo martirizado de Europa).
De la reconquista de Sevilla (en 1248) , que trae de nuevo el enlace entre el Noroeste y el Sur Hispánico, tal logro solo se pudo llevar a efecto mediante la estrategia bélica de romper el puente de barcazas de Triana sobre el río Guadalquivir. Se ha contado mucho y en su memoria, para mayor claridad expositiva, se ha hecho arqueo de las naves (57 en total) que resolutiva y dinámicamente aportaron la solución, en el hecho de armas decisivo de la rotura del puente encadenado de las barcazas, así tenemos: 13 vascas (27 %), 44 gallegas (77 %) (siendo 27 de Pontevedra y las otras 17 de Bayona, Noya y La Coruña), siendo su comandante/almirante el noble Pay(o) Gomes Charino (noble y poeta gallego, señor de Rianjo y Adelantado Mayor del Reino de Galicia, que consta como `cantor poétic´ de la Ría de Vigo), que falleció (el año 1295) en Ciudad Rodrigo (en la actual regionalidad leonesa).
Seguramente existen más trazabilidades que enlazan el noroeste hispánico dentro del bloque, completo y denso, de las bi-constitucionales quince regionalidades españolas, en los diferentes momentos de nuestro `acopilado proceso histórico´, de las cuales no están exentas aquellas peculiares (¿extrañas?) representaciones en las Cortes (tras los Reyes Católicos) , hasta el año 1651 sobre las tierras de Extremadura en Salamanca (con aquello de los tres partidos: De Salamanca, de Trujillo y de León de la Orden de Santiago), hasta el año 1623 las tierras de Galicia en Zamora y las tierras de Asturias en León (a deducir de la RO del Consejo de Regencia de 18-6-1810-.- instrucción elección de diputados de Cortes por Principado de Asturias).
Cuando en el año 2008, en los jardines coruñeses de `Mendez Nuñez´ visitabamos la exposición, en el “Kiosco Alfonso” (inaugurado en 1213 por Alfonso XIII) junto al puerto, sobre el “VIII centenario de la fundación” [-.- otorgación de la Carta Puebla -.-] de A Coruña ( acontecido en 1208), por obra del zamorano que fue soberano del Regnum Imperium Legionensis Alfonso IX, intitulada “Pro utilitate regni mei” (`pro la utilidad de mi reino), con todas las farolas de las principales avenidas de la ciudad flameadas por estandartes alusivos a la conmemoración, pensaba en algunas de las cosas que aquí he expuesto y en otras que aún, por situación de espacio y hasta de tiempo, están en el tintero. Galicia nos estaba, así parecía a algunos, lejos en la distancia, pero, en la realidad de nuestro interior´,y en nuestras sensaciones, estaba muy cerca y además, claro queda ya, estaba, desde nuestra estimación y en salvedad a otras posibles opiniones, en nuestro ancestral tronco originario, histórico y antropológico.
De estas cosas aquí descritas, posiblemente tendré que hablar con otras personas, en otros ambientes y con otros formatos, seguramente tendrán otros posibles enfoques y otras variadas opiniones de la temática aquí referenciada, pero todo ello se orlará, por casi todos, en la convergencia que se establece alrededor de los datos y, claro está, de la cronología inherente a los mismos. En este hablar con todos, y con el fondo monográfico que hemos tenido, como temática que aquí nos concita, el hacerlo con todos significa eso el amplio abanico de la pluralidad.
En atención a lo precedente, e incluso por ello también, no tendré que dejar en el rincón becqueriano del ángulo transferencial comunicacional, como algo no procurado y menos aún olvidado, el hacerlo también y precisamente con mis nietas, que ambas, como originarias de “O Burgo”, parroquia/aldea de Culleredo junto al río Trabe y vecinal de El Temple (del municipio de Cambre), son las dos gallegas. Fueron bautizadas en la iglesia de Santiago El Burgo (S. XI) de tal población y resulta que, por pura y ocasional coincidencia seguramente, en la ciudad leonesa de Zamora, centro urbano de mis mayores, en la calle Santa Clara, arteria urbana prominente de esta población leonesa, tenemos también la iglesia de Santiago El Burgo (S.XI).
El aquel de las coincidencias en Hispania, en su parte oeste, parece que abunda y anda muy sembrado e interaccionado a todos los niveles [-.- incluido el folk-lorico, del que en alguna ocasión hablé con Dª. Nieves del Hoyo Sancho (gran conocedora que fue del “hecho gallego”)-.-] , lo cual, y con todos los respetos a otras opiniones, sería cuestión de tamizarlo a través del Preámbulo de la Constitución Española, con el texto originario del 6-12-1978, donde dice: “Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”, no sea que estemos ante una muy importante “aportación al común patrimonial” [-.-en lo completo de material, inmaterial y moral -.-], en la Nación Española, de los constitucionales pueblos [-.- extremeño, leonés, gallego y asturiano -.-], amén de la parte occidental andaluza (¿se acuerdan de `La Encomienda de León´, a caballo entre Badajoz y Huelva?) y , por aquello de ser, ¡ que sí lo somos !, también ciudadanos europeos y/o de la Unión Europea, del siempre fraterno, en la amplia franja de `La Raya´, con Portugal.
Las esencias de nuestras regionalidades españolas están, siempre han estado, como umbral hurmiento de toda la completa Nación Española [-.- recuérdese los estudios de “Demofilo” y/o padre de los hermanos Machado y de otra serie de investigadores -.-] y por ello, ¡ y con ello!, están también en la retaguardia del proceso constructivo europeo, al cual, de una forma o de otra, esta incorporado el Reino de España. Ahora, y es más que un parecer, es tan importante, y a medida que pasa el tiempo, por su situación `in crescendo´, da toda la impresión de que será mayor aún, en el tiempo en que los asuntos y otras cuestiones se avanzan, el preciso,¡ y tan preciado!, momento constituyente del bloque, completo y denso, de todas y cada una de las quince las regionales españolas, el día 6-12-1978, por su forma, su fondo y su situación y su trazabilidad.
Tal es así, en lo precedentemente descrito, que nuestros [-.- ¡todos! -.-] conciudadanos españoles, ya estan, desde la “base conceptual constitucional” de la Nación Española (`integrada por´-.- Art. 2 de la “CE´1978” -.-), en todas y cada una de las quince regionalidades españolas {-.- desde 1833 y por via de 1931, tal que: [1°] Andalucía (87.278 km2 ); [2°] Aragón (47.668 km2 ); [3°] Asturias (10.565 km2); [4°] Baleares (5.014 km2); [5°] Canarias (7.273 km2); [6°] Castilla La Nueva (72.363 km2); [7°] Castilla La Vieja (66.107 km2); [8°] Cataluña (31.930 km2); [9°] Extremadura (41.602 km2); [10°] Galicia (29.434 km2 ); [11°] Reino Leonés (38.491 km2); [12°] Reino Murciano (26.175 km2); [13°] Navarra (10.421 km2); [14°] Reino Valenciano (23,305 km2); [15°] País Vasco (7.261 km2). -.-}, son también, ¡y al unísono!, “equipotenciales (con)ciudadanos europeos», con todo su respaldo jurisdiccional, ya que, ¡ y se tenga el parecer particular que se tenga !, en toda la Unión Europea, ¡y ello es clave y categórico!, no hay más que “un solo tipo de ciudadanía europea”, que es, ¡sin excepción alguna!, el de la “generalidad igualitaria aplicativa” universalizada a todos y cada uno de sus miembros.
“Pro utilitate reini mei”, fue el ayer de amplio rescoldo ancestral y raigambre hereditaria de nuestras sagas familiares, es el laborioso cotidiano y esforzado hoy mancomunado y deberá ser, con todos y para todos, sin excepción alguna, con la Constitución Española en la mano y así mismo el Tratado de la Unión Europea, el mañana que nos alcance, con el imperativo mandato del “CE´1978”, por la construcción constituyente de una democracia avanzada.
Francisco Iglesias Carreño
Del Instituto de Estudios Zamoranos Florián D’Ocampo