Gran Vía en Veguellina de Órbigo no es una calle como lo es en Madrid. Fue un establecimiento de restauración donde se instituyeron entretenimientos y juegos que han permanecido a día de hoy, aunque claro está, los que vivimos aquellos momentos estelares, y hubo muchos del bar cafetería Gran Vía de Veguellina de Órbigo, recordamos con mucha nostalgia ese lugar en el que compartíamos, reíamos, y entendíamos la vida desde la charla, el baile, el ajedrez, las chapas… La vida allí se nos hacía ratitos con sabor de amistad.
Fue el bar donde los padres de varias generaciones acudían a tomar el vermú los domingos después de misa y los hijos tomaban un butano bien sentaditos en la mesa sin dar un ruido. Nostalgia de aquellos años en los que también hubo en el bar, bingo. Cuando se jubilaron los primeros dueños del establecimiento, el testigo pasó a una mujer y a sus hijas, que compartieron con nosotros vida y verso de ese santo lugar donde había partidas de dominó, de cartas y risas ensartadas en los pinchos. La vida allí se nos hacía un pelín más amable. Pero Nieves también se jubilo y el bar se cerró. Y cerrado permanece.
Nieves, Cristina y Mari supieron darnos tardes y noches inolvidables. Instituyeron el baile los viernes. El baile estaba amenizado por músicos en vivo, nada de música en lata ni mucho menos; uno de los que más visitó el Gran Vía, fue Bernard, al que todos conocemos porque ha sabido dejar su huella personal en nosotros como un gran cantante y amigo.
Cuando arriba me he referido a que en el Gran Vía se instauraron juegos, me refería sobre todo al ajedrez. Se llegaron a celebrar campeonatos a nivel provincial de ajedrez. Esa iniciativa de Nieves y Mari, dejó huella en el pueblo, ya que de ahí salieron participantes, que a día de hoy siguen jugando al ajedrez.
Todo esto viene a que la semana pasada, en un corro de chapas me reencontré con Nieves y con Mari, y allí estuvimos recordando aquellos extraordinarios tiempos. Luego, en casa me entró un poco de morriña, me di cuenta de lo rápido que pasa la vida, y de que a veces no sabemos agradecer a los que tenemos cerca su labor. Pues eso, desde estos renglones, muchas gracias queridas Nieves y Mari por vuestra entrega y profesionalidad. Se os echa mucho de menos.
Lamiguería: Millones de migas y de energía para Gaza, para Ucrania, para todos los lugares (hay muchos países en conflicto), donde lo están pasando muy mal.
Me perdonaréis esta melancolía, pero es que a veces una se pone a escribir con alegría en el cuerpo y luego las palabras van por donde les da la gana.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo