La Tierra está siendo amputada por los delirios del hombre. Somos migas infestadas de ego e ignorancia que vamos pudriendo los bosques y el entorno en donde transcurre nuestra rutina. Si seguimos sin saber utilizar los recursos naturales y seguimos fabricando sustancias que contaminan nuestro entorno tenemos los días contados. Algunas mentes conscientes del desastre, llevan tiempo avisando, también muchos artistas, como Ricardo Manzanilla Ramos, cuyo nombre artístico es Richard Le Manz, ha dedicado su cámara fotográfica, medio en el que se mueve como artista, para reflejar la huella negativa que la humanidad viene posando en la madre naturaleza. Degradar la Naturaleza es degradar a la misma sustancia humana, porque Naturaleza es la que nos sustenta. Ignorar las heridas por donde se desangra nuestro planeta, es dejar a nuestros sucesores un paisaje desértico donde la falta de agua sea una de las causas que puedan provocar nuestra extinción.
Por eso es muy de agradecer que haya mentes privilegiadas que por medio de su arte nos muestren la necrosis de la Tierra. En eso Richard Le Manz, es muy bueno; sabe crear consciencia a las personas que tengan la suerte de toparse con su arte. En sus fotografías y composiciones plásticas, nos deja mensajes que duelen, dan ganas de pasar al otro lado y hacerle un nudo irrompible a la cuerda que sujeta a Tierra. Si visitas la exposición de Richard Le Manz titulada “Aphasíã. Visiones del antropoceno”, entenderás lo que te estoy contando. Esta preciosa, creativa, artística y trabajada exposición, se encuentra hasta el 21 de junio instalada en la sala de exposiciones del Ateneo Cultural El Albéitar en León. Adentrarse en este viaje de agresiones tan bien planteadas por Richard Le Manz, puede que nos haga estremecernos y aunque solo seamos migas en el universo, deseemos dignificar el paso de la humanidad por esta Tierra que todo nos da.
Lamiguería: Hablando de viajes, hay otros viajes terribles que ahora mismo además de dejar parte de la Tierra desmembrada, están dejando posadas en las alas de la muerte a muchas niñas y niños. La muerte anda muy atareada entre Gaza y Ucrania. Las guerras matan el territorio, el medio ambiente, la dignidad, el calor del sol que muchos cuerpos no van a poder sentir jamás. Dar vida a la vida, tumbarse entre la hierba poblada de amapolas, darse un baño en el río, saborear un trozo de pan, escuchar como trisan las golondrinas, volar con la imaginación… ¿Serán sueños imposibles en un futuro próximo?
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.