Aurora limpió de migas el pañuelo que le hacía de mantel en la cárcel —Umm que ricas están— Saboreando aún las migas, salió de la celda para ir al taller de costura. En sus manos tenía el duende del hilo y la magia de la aguja. Era costurera de profesión, madre, esposa, sindicalista y muy joven cuando fue asesinada sin motivo ni razón. Aurora cosía con puntadas de igualdad los días de su vida, sus manos cosían hilvanes de un futuro que nunca llegó a tener.

Aurora se llevó con su vida las tijeras de cortar injusticias, en su dedal quedaron las últimas gotas de sus sueños, sus manos tocaron sin vida el suelo que aquel cinco de enero de 1937, aquel día su dedal se quedó mudo ante la oscuridad de la sinrazón.

Todas  y todos, incluso los más obtusos, estamos formados por piezas de puzzles de los que nos han precedido, de los que conviven con nosotros en el presente y de los que en el futuro heredarán las puntadas que nosotros hemos dado. Por eso todas y todos, tenemos en nuestros genes trocitos de todas las Auroras que dejaron su valentía y su trabajo en el día a día que les tocó vivir.

Aurora Picornell Femenías, tenía en sus manos su futuro y el de muchas y muchos más, sus manos estallaron en el suelo  llenas de las caricias que nunca pudo dar. Seguramente sus  manos quisieron apartar la muerte tan temprana, aunque la muerte siempre es temprana, lo es mucho más, morir con 24 años. Imagino sus manos asustadas, sin vuelo, posadas eternamente en algún lugar que ahora solo poseerá sus huesos, sus falanges vacías, sus manos consumidas en la muerte.

Aurora limpió de migas el pañuelo que le hacía de mantel en la cárcel, sin saber que en sus manos ya no habría más migas que saborear, sin presentir que aquel cinco de enero, sus majestades los Reyes Magos, no vendrían en sus camellos a sacarla de aquel agujero que olía a ceniza y a derrota. El frío atravesaría las manos de Aurora, y las dejaría invalidadas para seguir cosiendo vida. Pero las manos de Aurora, aún tejen recuerdos en la máquina del tiempo.

Lamiguería: Pero los humanos repetimos hasta la saciedad los errores y los horrores, ahora mismo en Ucrania, en Gaza, o en otros tantos lugares donde el vértigo de la guerra y del odio siegan la vida de tantas personas, habrá muchas Auroras sin sangre bajo tierra, acumulando el dolor de los suyos y dejando el rastro del sufrimiento bajo los escombros de tanta vida malograda.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.