Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido…
F.GARCIA LORCA
De la mano de Arturo García Aragón, la Casa del Arcipreste en la vecina localidad de Requejo de Pradorrey, organizó un encuentro entre Lorca y Falla. Estamos en 1920, en Granada, Federico García Lorca es un joven que quiere comerse el mundo abrazado a la música y a la poesía. Manuel de Falla es, ya, un músico reconocido y famoso, ambos aman el Flamenco y su encuentro supone un resurgir del mismo.
Un resurgir que Arturo García Aragón cuenta con pasión contenida. Este astrofísico madrileño al que conocimos de la mano de su amiga Mari Paz Llamas, ha sido profesor de matemáticas y analista de sistemas y es, sobre todo, un apasionado amante del cante jondo. Toca muy bien la guitarra y es capitán de yate en homenaje a su padre, que era marino. Un hombre pues, polifacético, que actualmente vive frente al océano entre España y Portugal donde investiga y escribe. Algunas de sus novelas tienen relación con nuestra tierra como “Ramiro II de León” o” El Archivo de Simancas”. Pero su verdadera pasión es el cante flamenco. Narrador excepcional, nos ilustró en la Casa del Arcipreste, con un relato histórico sobre cómo nació y se recupero de sus dificultades un arte que hoy es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: el Flamenco. Acompañándole, Lidia Fos, poeta de hermosa voz, que recitó varios poemas de Lorca y alguno suyo, Gonzalo Villadares que hacia hablar a la guitarra y Eva Rodríguez que puso entre uno y otro de los poemas, la dulzura ronca del violonchelo. Lucia Álvarez y Mariló Gutiérrez tocaban con suma delicadeza y armonía el piano.
Una tarde muy hermosa, en un jardín sombreado por la torre de la Iglesia, en un pueblo, Requejo, que según la Real Academia de la Lengua significa “rincón escondido” Y es, en efecto, un lugar que se esconde en el valle que forma el río Argañoso. Bajo la sombra del Teleno y abrigado por él.
Un sitio con algunas casas tradicionales como la “Casa del Arcipreste” que, como su nombre indica fue la residencia del Arcipreste del decanato de la Cepeda. Abandonada durante muchos años, ha sido restaurada con mucho acierto, convirtiéndose en un establecimiento de Turismo Rural.
Volaba alguna mariposa de delicados colores entre los numerosos asistentes (poetas, escritores, escultores y amigos, muchos amigos de Arturo – (Mari Paz, Corin, Gloria, Silvia, Delia, Olga, Isidro, Amancio, Maria Jose… y un largo etc.) – al encuentro entre los dos artistas, pero nada rompía el silencio cuando se alzaba la voz de Federico o sonaban las canciones populares de Falla.
Música y voz, la cálida luz del atardecer y el Flamenco, vivo, suspirando amores en el jardín de uno de los pueblos tilenenses más bonitos que cobija el Teleno.
A las siete de la tarde/ una niña de amapola/ se encontró con unos ojos/ que no la dejaban sola…Eran las siete de la tarde/ las siete en verso de la tarde…..
LIDIA FOS
Victorina Alonso Fernández. Una tarde de septiembre, dulce y luminosa del 2024.