Foto: Isaac Llamazares

Un día de verano, del año 2014, en aquello de nuestros placenteros momentos, donde situados a la orilla izquierda del rió Duero, en la vertical de la ciudad leonesa de Zamora, contemplando desde el merendero de Los Pelambres (ahora cerrado para obras de reacondicionamiento), la expresión corpórea, densa  y compacta que teníamos enfrente, con la impactante imagen del lienzo murado de la ciudad ( la que dió al mundo el credo de su tesón con: “No se ganó Zamora en una hora”), discurríamos sobre algunos asuntos de los que íbamos tomando notas.

 

Ocurriosenos, en tal ambiente y ocasión, al hilo de los acontecimientos que  pululaban, y por varios lados, en la actualidad de aquellos momentos, una ristra de situaciones, que tenían que ver con lo que éramos entonces (en el 2014) y viniendo en retrospectiva desde bastante atrás, que resulta, mira por donde y después de transcurridos ya diez años, lo que se dice pronto, que  es lo que precisamente seguimos siendo ahora y que, a más y a mayores, en nuestra libre voluntariedad ciudadana, es lo que, como pretensión esperanzadora, queremos seguir siendo, hasta donde la providencia nos asista, en el próximo devenir.   

 

Decíamos así en el año 2014: “Los tiempos que actualmente corren, casi siempre sometidos a tensiones varias, nos han situado a la sociedad presente en nuestra realidad, tanto individual como grupal (¡y en la pluralidad de la misma!), desde unas vivencias de nuestros entornos próximos que nos dibujan el marco interactivo donde convivimos”. 

 

Y proseguimos: “Desde el año 1978 ( y por decisión de la [libre] Voluntad Soberana de la Nación Española) tenemos el texto de la Constitución Española (que está en vigencia) y en donde, desde cualesquier ángulo ideológico, se pueden hacer,  de hecho se han hecho (en el pasado, ahora en el presente y, casi seguramente, en el futuro) interpretaciones de lo más variopintas que, desde nuestro total respeto, ofrecen caminos diversos, pero que, en todo caso, parten de una idea matriz y umbral cuál es “la equipotencialidad” de los integrantes de `la ciudadanía española´ y a mayores, en nuestra opinión particularizada, de “análoga equipotencialidad” entre `los Pueblos de la España Nación´ (a ras del nivel de 1978). 

 

Seguíamos con: “Entre esos Pueblos´1978 de la España Nación, hemos situado, desde los inicios de la transición política ( aún incompleta [pues falta,entre otras cosas, la consolidación de la convergencia económica]), a cuatro de ellos, a saber: extremeño, leonés, gallego y asturiano, y lo hemos hecho, en todo momento/lugar/ocasión con la “Constitución´1978” en la mano, y, en reiteración, lo hemos hecho, frente a coyunturas/acuerdos/imposiciones (como el de 31-7-1981 de los inventos territoriales) y lo hemos vuelto a reforzar (el 7-6-2014) con ocasión de la puesta en práctica de las disposiciones constitucionales en la Jefatura del Estado”. 

 

Hacíamos una referencialidad ubicacional y ciudadana indicando: “Aquí, en el noroeste del territorio español, que constituye la Corona Leonesa, estamos y somos, por nosotros mismos, y desde nuestra propia esencia integral (histórica, social, antropológica y política) también, ¡ que no se olvide nunca!, tenemos, además de nuestro voto democrático/constitucional, nuestra propia voz”. 

 

Dabamos una visión amplia de nuestras observaciones con: “En esa nuestra Constitución´1978, se articulan situaciones que, a veces, quedan desvaídas u ocultas, o que, por razones que desconocemos, se tratan de infravalorar y, en algunos supuestos, de tergiversar y anular. Dando un aspecto o muestra parcial de lo que es un todo mucho más amplio”. 

 

Bajábamos a lo concreto con: “La Casa Real Leonesa no sólo puede ser, con serlo, un recetario de Reyes/Reinas que, como en un encaje de bolillos, se van sucediendo a lo largo de los tiempos, es también una forma, ¡una más!, de situar la importancia de la sociedad de la Corona Leonesa a lo largo del proceso histórico y de cómo se han ido fraguando los hechos diferenciales antropológicos que la conforman. [Nadie, por casualidad, ha cogido un tamboril y una chifla/gaita/pito para pasearlo desde el gijonés cantábrico hasta los rocíos de Huelva]”. Recuérdese que estamos en el verano del año 2014.

 

Hacíamos una sucinta relación exponiendo:” Si a estas alturas (17-6-2014) traemos a colación los orígenes de Don Pelayo, en su neovisigotismo uncido a Chindasvinto, al mismo tiempo, guste o no guste, estamos hablando de los orígenes de la Nación Española (en el Reino Visigodo de Toledo) y de la idea de Patria Española ( batalla de Covadonga, Santina y Reino Asturiano), pero también, y ello es importante al caso, de: Favila I, Alfonso I, Fruela I, Aurelio I, Silo I, Mauregato I, Vermudo I, Ramiro I, Ordoño I, Alfonso III -.- (de la elongación) -.-, por García I, de la Casa Real Asturiana con la Casa Real Leonesa( en un suma y sigue), Ordoño II, Ramiro II, Ordoño III, Alfonso V, Vermudo III,… y ello sin impedir los protagonismos en la base social y las manifestaciones de los mismos, pero, ¡claro está!, resaltando que estamos caminando/ viviendo/interaccionando por Extremadura, Reino Leonés, Galicia y Asturias. [¡ Ya Alfonso III estuvo en Alange !]. 

 

Los olvidos, en la narración de los relatos, los describimos de esta guisa: “El gozne del final del reinado de Vermudo III es,¡ sin duda ¡, la figura de su cuñado Fernando [de origen navarro], pero, en nuestra apreciación, desde la propia importancia de su esposa Sancha I de León, que hace proseguir la Casa Real Leonesa, y lo hace por su hijo Alfonso VI [gracias a la valentía (y tesón) de Zamora (¿acaso presencia del Santo Grial?)], su nieta Urraca I y su bisnieto Alfonso VII (Rex/Imperator Legionensis) y en seguimiento de Fernando II (con el “Motín de la Trucha” incluido) y Alfonso IX (con “Carta Magna Leonesa” incluida -.- los ahora Decretas de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad (que fueron corroborados por los documentos aparecidos en la Catedral de Orense) -.- , primeras Cortes, Universidad de Salamanca, fundación de La Coruña, victorioso en Alange, Pozo de las Matanzas,  …)”. 

 

Los nexos que planteábamos, se deben decir y hasta explicar, por ello indicamos:” Fue en Córdoba donde, el hijo de Alfonso IX, Fernando III [nacido en en Belo Fonte (Peleas de Arriba-Zamora-Corona Leonesa)] situó `el heráldico león rampante´ en el símbolo de tal ciudad (el mismo que a Toro dio título:”civitas taurensis superior est in regno leogionis”). Su hijo Alfonso X es el iniciador ( en la General Estoria) de la teoría/realidad que une al Rey Visigodo Chindasvinto en la estirpe de Don Pelayo”. Recuérdese que estábamos frente a las murallas de la ciudad leonesa de Zamora, allí a la sombra amable de los árboles de la ribera izquierda del río Duero, por donde deambulan las ocas y los patos, en el lugar de Los Pelambres.

 

Para continuar, e interrogandonos, dabamos, despues de Alfonso X “El Sabio”, respuestas directas: “Como proseguir en la Casa Real Leonesa a través de Sancho IV, Fernando IV (doble justificación leonesa por María de Molina de la Casa Real Leonesa), Alfonso XI (véase Monasterio de Guadalupe) y, en la salvedad de Pedro I, con Constanza y su hija Catalina ( en la legitimación de Enrique III), para, por Juan II y Enrique IV, llegar a Isabel I de la Corona Leonesa [-.- nacida dentro de la provincia eclesiástica de Santiago (en Madrigal de las Altas Torres), y fallecida en Medina del Campo (entonces tierra de la Diócesis de Salamanca)], que lo fue  gracias a su esposo Fernando (también de la misma familia de los Trastámara) ganador en la batalla de Toro/Pelagonzalo y completador de la Seña Bermeja, el estandarte/bandera de Zamora)” . 

 

El proceso histórico, es el que es, haciéndonos aportado por los investigadores especializados y de sus descripciones los ciudadanos, a título de lectores y/o estudiosos, nos acercamos a tales momentos. De aquí el que dijéramos:” Ya con Juana I ( en el inciso del Pacto/Acuerdo de Villafáfila con Felipe “El Hermoso”), Carlos I [con aquello, ante la invasión francesa, tan logroñés de “Peces, Pan y Vino” y “lo de Noáin” ( y el recuerdo a San Ignacio), sin olvido de lo de Mojados (en su reunión con su hermano Fernando, que fue el preferido de su abuelo)], Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II , tenemos esplendor y ocaso casi a partes iguales, aunque siguiera brillando el sol y, desde aquí, ayudáramos a sujetar situaciones sobrevenidas”. 

 

En aquel 2014,  viniendo de la Casa Real Leonesa situábamos también su continuidad en la Casa Real Española,de aquí que indicaremos lo siguiente: “Ahora estamos más próximos a la secuenciación/ambientes /situaciones de Felipe V, Luis I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII , Juan Carlos I y, por disposición constitucional, Felipe VI.  Y lo estamos, siempre como constitucionales ciudadanos”.

 

Los constitucionales ciudadanos aspiran al pleno establecimiento de una sociedad democrática que, en el caso de España (el Reino de), y por imperativo constitucional, se trata de implantar una “sociedad democrática avanzada” (así reza en el Preámbulo de  nuestra Constitución Española) y eso lo votamos mayoritariamente, el 6-12-1978, los libres ciudadanos españoles que fuimos, en aquel entonces, electores en el referéndum que fue nacional.

 

Terminábamos en el 2014, indicando: “Hemos enlazado, desde esta nuestra exposición, no solo la Casa Real Leonesa con la Casa Real Española, también la sociedad de la Corona Leonesa {Extremadura+Reino Leonés+Galicia+Asturias} con la del resto de la España Nación. Hemos descrito un ayer compartido, en un hoy convivencial, con el anhelo de un mañana de amplios y plurales protagonismos. Lo hemos hecho, como siempre, desde nuestra europeidad, españolidad y leoneseidad”. 

 

Los veranos de tierra adentro, en este oeste hispánico del ayer y español del hoy y siempre en la ibericidad, cómo fue el del año 2014, dan de sí, para muchas cosas, entre ellas, la de plantearse las preguntas amplias de siempre, aquello de dónde venimos, cómo estamos ahora y hacia dónde vamos. Y siempre teniendo presente el solar en el que estamos, la gente, nuestros conciudadanos, con la que interaccionadamente convivimos y también, que nos parece muy importante e incluso trascendental, lo que hemos heredado, sea material o sea inmaterial y hasta incluso moral, de nuestras ancestrales sagas familiares.

Francisco Iglesias Carreño

Del Instituto de estudios Zamoranos Florián D´Ocampo