Ha habido cambios de opinión en la Administración española que, basándose en estudios y criterios científicos aportados por los cazadores, aparta la idea que fluía en los ambientes cinegéticos de prohibir la caza de la codorniz. Esto ahora queda olvidado.

Una delegación de los cazadores españoles formada por Josep Escandell, presidente de la Real Federación Española de Caza, José María Mancheño, de la Federación Andaluza de Caza, y José María Gallardo, de la Federación Extremeña de Caza, cruzó la puerta de la sede de la Unión Europea con un buen número de argumentos científicos bajo el brazo y se sentó frente a los representantes de la Comisión Europea para mirarles a los ojos.

El motivo era pedir explicaciones por su recomendación unilateral de declarar una moratoria a la caza de la codorniz, en contra del criterio científico y los incontestables datos que arroja el Proyecto Coturnix que se está desarrollando en España, y mostrar estudios que avalan la sostenibilidad del silvestrismo.

Este viaje ha supuesto un antes y un después en la forma en que los cazadores españoles defienden su actividad y la cultura del pueblo. Dirigiéndonos a Bruselas, con la ciencia de en la mano se ha entrado en un territorio hostil dominado por un lobby ecologista contrario a la caza.

La contundencia de los datos científicos aportados por las federaciones de caza, fruto de su esfuerzo, del de su mutua de seguros, Mutuasport, y del trabajo de Fundación Artemisan, han hecho que tanto el Ministerio de Transición Ecológica como el de Agricultura ya hayan anunciado algo que hace unos años era impensable: España no va a apoyar la moratoria a la caza de la codorniz.

Los tiempos han cambiado. Y está bien que los cazadores sepan si siguen cazando la codorniz o si vuelven a poder hacerlo con la tórtola –la Administración es partidaria de ello–. Las federaciones de caza están trabajando con ahínco y con esfuerzo en todos los frentes, invirtiendo enormes cantidades de recursos en ello (el 20M fue una muestra de esa exhibición de poder) y defendiendo a todos los cazadores españoles en las siempre lejanas tierras del norte. Un trabajo que solo es posible gracias a los cientos de miles de cazadores que sacan sus tarjetas federativas y suscriben sus pólizas con Mutuasport y a los estudios y esfuerzos de Artemisan.