YA NO HAY COMPROMISO DE BODA /  Desde las esquinas de mi corazón,  / recojo todo el gozo de ser y estar en este momento. / Respiro fuera del alcance / de las comisuras que engullen / anhelos, risas, juegos, abrazos… / He abierto mi caja de los sueños / y he salido con la comba de la alegría / a celebrar que ya no habrá boda, soy libre. / Me he bañado en el río para que se vayan de mi piel / las escamas de la angustia. / Madre está feliz, lo dice su cuerpo bailarín, / En la escuela, hoy ha sido un día de celebración. / En el encerado, la maestra había escrito / con tiza de alegría, las letras de una vida mejor. / Tengo doce años, y temblaba cada vez / que en el hogar aleteaba la palabra casamiento, / todo estaba preparado, ya no asistía a clase, / ni salía a jugar con las compañeras,  /  todo se proyectaba hacia mi nueva vida. / Madre lloraba cuando creía que no la veía, / mis hermanas se apretujaban a mi alrededor. / ¿Quién nos contará cuentos y nos ayudará / en las tareas y nos consolará y nos abrazará? / Vendré a veros, no será tan difícil, / les decía yo con los dientes mordiéndome el corazón. / Mi prima se había ido con su marido / hacía seis meses, nunca la volví a ver. / Mi prima había nacido el mismo día que yo, / era una hermana más para mí. / Recuerdo sus ojos, caídos hasta el suelo, /  implorándole a la tierra que se la comiera. / También me fijé en aquel hombre con cayado / que la miraba posesivo aniquilándola. / Sus pupilas posadas como zarpas  / en el cuerpecillo pequeño y precioso de mi prima. / Me abracé a ella y le dije al oído: / Siempre te querré, nunca te voy a olvidar, / pero el hombre deshizo el abrazo con su cayado, / Ella no levantó la vista de la tierra, / y yo lloré su pérdida durante infinitos silencios. / Hoy me acuerdo mucho de ella, / porque una nueva norma del gobierno, / ha prohibido el matrimonio infantil. / He llorado mucho, por ella, por todas, por mí. / He llorado por mi madre, por la madre de mi madre, / por las madres de todas las madres, / que sufrieron infanticidio en vida, / que tuvieron que enterrar a la niña que eran, / que tuvieron que enterrar la escuela, su casa, / los juegos, la libertad, el aprendizaje… / Hoy me he prometido a mi misma ser la que quiero, / sin permitirle a nadie que cruce mi dignidad. / Serme fiel a mi misma, será el cauce que me guíe. / No, no dejaré que el miedo me vuelva a provocar / buscaré en mis entrañas la fuerza / para intentar que la vida me de calma, / para que la vida me sujete a los días sin rabia. / Para que la vida me de vida.

Lamiguería: El poema arriba escrito, me salió como un brote de ganas, ya que el 21 de junio de 2024, se ha abolido el matrimonio infantil en Sierra Leona, que sobre todo, y casi como siempre para lo malo, afecta a las mujeres por la pobreza y la desigualdad. Por eso celebro que al menos en otro país, las niñas, puedan seguir siento niñas. Es un regalazo del 2024.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.