Esta distinción supone el reconocimiento a la labor que el centro médico-quirúrgico viene desarrollando en los últimos años para mejorar su gestión y reducir las infecciones producidas por bacterias resistentes • El equipo PROA del hospital, integrado por Roberto Riera (Medicina Interna), Olha Stelmakh (Microbiología) y Javier José del Pozo (Farmacia Hospitalaria), apuesta por la implementación de estrategias y acciones que “promuevan el bienestar, la equidad y la responsabilidad en la prestación de todos los servicios”.
El Hospital San Juan de Dios de León se acaba de convertir en centro referente comprometido con el buen uso de antibióticos, al ser el primer hospital privado de Castilla y León en conseguir la autocertificación de su Programa de Optimización de Uso de Antimicrobianos (PROA) por parte del Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos del Sistema Nacional de Salud.
Esta distinción supone el reconocimiento a la labor que el centro médico-quirúrgico, en su compromiso con la excelencia, viene desarrollando en los últimos años para mejorar la gestión y la optimización del uso de los antibióticos, y para reducir las infecciones producidas por bacterias resistentes a estos medicamentos siempre con la seguridad del paciente en mente.
El equipo PROA del hospital, integrado por Roberto Riera (Medicina Interna), Olha Stelmakh (Microbiología) y Javier José del Pozo (Farmacia Hospitalaria), ha desarrollado e implantado un importante programa que tiene por objetivo mejorar el pronóstico de los pacientes con infecciones, minimizar unos efectos adversos que son potencialmente graves, controlar la aparición de resistencias y garantizar una terapia coste-efectiva.
Este programa incluye medidas destinadas a implantar una cultura de optimización de antibióticos en la organización, al manejo de pacientes con infecciones bacterianas, a la formación de los profesionales, a garantizar la disponibilidad de recursos necesarios y a disponer de información relevante y evaluable sobre infecciones y uso de antimicrobianos.
La búsqueda de la certificación PROA contribuirá a un desarrollo del área de sostenibilidad social que “implica la implementación de estrategias y acciones que promuevan el bienestar, la equidad y la responsabilidad en la prestación de todos nuestros servicios”.
Las actuaciones del PROA se basan fundamentalmente en la evaluación de cuadros clínicos sugestivos de infección y prescripciones antibióticas, y en la elaboración de recomendaciones específicas para los médicos prescriptores, de carácter no impositivo.
Para ello, el equipo se reune diariamente. Se valoran los casos clínicos detectados a través de interconsultas solicitadas a cualquiera de los integrantes, los cultivos positivos de infecciones de importancia clínica recibidos en el laboratorio de Microbiología y la prescripción antibiótica en Farmacia.
Tras la evaluación, según han precisado, “se emiten las recomendaciones de ajuste de tratamiento, contactando con el facultativo responsable del paciente por busca o a través de anotación en IMDH, y se hará posteriormente un seguimiento de la intervención”.
“Se trata de lograr el uso precoz de antibióticos de espectro ajustado a la sospecha clínica en casos de infección grave; optimizar y adecuar el espectro antibiótico una vez conocido el patrón de sensibilidad del microorganismo del cuadro infeccioso; y ajustar la duración del tratamiento antimicrobiano”, han explicado en una llamada a “evitar el empleo indiscriminado de antibióticos cuando no hay datos sugestivos de infección bacteriana” y “apostar por el uso de la vía oral frente a la parental en antibióticos con buena biodisponibilidad digestiva cuando la situación clínica del paciente lo permita”.
Resistencia a los antibióticos
El uso inadecuado de los antibióticos es la causa principal del desarrollo de bacterias multirresistentes, es decir de bacterias que, gracias a una sobreexposición a estos medicamentos, han desarrollado la capacidad de resistir a ellos y que, por tanto, suponen un grave peligro para la salud humana.
Se calcula que cada año en España cerca de 33 mil personas mueren por infecciones producidas por estas bacterias, una cifra que se prevé pueda crecer en 2050 hasta las 40 mil muertes anuales por infecciones que antes eran fácilmente curables.
Esta pérdida de eficacia de los antibióticos, representa una grave amenaza para el sistema sanitario actual, ya que compromete seriamente el éxito de tratamientos que actualmente salvan cada año miles de vidas y que también son esenciales para la seguridad de técnicas como la quimioterapia, el trasplante de órganos y la cirugía.
Para revertir este fenómeno es fundamental optimizar el uso de los antibióticos, limitándolo a los casos en los que son realmente necesarios – no son eficaces contra resfriados y gripe – y siempre bajo receta médica, seguir cuidadosamente la pauta indicada por el facultativo y prevenir las infecciones con una correcta cobertura vacunal, una buena higiene de manos y alimentos, y el control del contacto directo con personas enfermas.