Han pasado 10 años desde aquel 18 de marzo de 2011, cuando los vecinos del barrio ferroviario vieron atravesar el último tren. Un día que han recordado hoy el entonces alcalde, Francisco Fernández, y el que fuera consejero de Fomento, Antonio Silván, en un encuentro mantenido con un medio de comunicación leonés. Aquel día ha sido calificado por ambos como un momento histórico que cambió El Crucero. Entonces comenzaba el proyecto de la integración, que ha visto como finalizaba ahora la fase 1 tras la gestión y la financiación conseguida por el Partido Popular en 2015, 50 millones de euros.
Tras largos años de reivindicación vecinal finalizaba la fase 1 del proyecto del soterramiento del tren en León; después de cinco años desde que el Partido Popular logró en 2015 una inversión de 50 millones de euros. La gestión, el presupuesto y el proyecto del PP ponían en marcha un túnel que parecía imposible realizar y que lograba el ansiado soterramiento cuyas obras deben tener continuidad en una fase 2. Pero a día de hoy, el proyecto está paralizado por el PSOE.
El portavoz del Grupo Municipal del Partido Popular, Antonio Silván, ha mantenido un encuentro cordial con el ex alcalde socialista Francisco Fernández (en una cita propiciada por un medio de comunicación leonés) para recordar la fecha del 18 de marzo de 2011. Un momento histórico en el que, uno como consejero de Fomento y otro como regidor de la ciudad, presenciaban la eliminación del paso a nivel del Crucero.
Una década después, el soterramiento actual ha dejado el terreno preparado para la segunda fase, tanto en superficie como debajo; aunque la llegada del PSOE al poder tras la moción de censura de 2018 ha parado el proyecto. Una obra en la que fueron protagonistas arquitectos, ingenieros, empresas y trabajadores leoneses; donde los colores de las vidrieras de la Catedral aportan luz a las vías soterradas y al paseo peatonal.
Los populares destacan el pasotismo del propio Ministerio de Transportes ante el abandono de este proyecto vital para la ciudad. A pesar de ello ha pedido al Ayuntamiento que avance en una nueva planificación dado que la actual está desfasada, obsoleta y ha de adaptarse a la realidad. El Ayuntamiento, mientras tanto, mira para otro lado.
Las dos caras del barrio
En 2015, nada más ser nombrado alcalde, Antonio Silván se reunía con la entonces ministra, Ana Pastor y el presidente de ADIF. Frente a aquellas gestiones el actual alcalde ha paralizado todo y no es recibido ni por ‘su’ ministro, ni por la presidenta de ADIF.
Frente a esto, el PP dio un vuelco al barrio ferroviario porque además del soterramiento del ferrocarril finalizó y abrió las puertas del Palacio de Exposiciones, incluida la plaza; logrando además las oficinas centrales de Renfe con 2,5 millones de inversión, reurbanizando la calle Astorga, invirtiendo en las viviendas del ARU León Oeste más de 6 millones de euros e impulsando la propuesta de la Asociación Ferroviaria Reino de León para denominar al paseo peatonal que cubre las vías como ‘Paseo del Ferrocarril’, un homenaje a la historia ferroviaria de León y sus trabajadores.
El PSOE, por su parte, ha devuelto el barrio al olvido ya que tiene paralizado el Palacio de Congresos entre andamios que sostienen las ruinas de la fachada histórica de la Azucarera, a pesar de contar con tener 5 millones de euros en el banco. Mientras, también ADIF tiene cerrado a cal y canto el edificio de oficinas de cuatro plantas, conocido como residencia de agentes, junto al paseo peatonal y la estación histórica; un lugar que podría centralizar oficinas, a los sindicatos y a las empresas ferroviarias privadas que han entrado en el sector. Una inversión de 1,5 millones de euros que el alcalde es incapaz de conseguir.
Además, la Asociación de Vecinos Quevedo solicita desde hace meses una gran zona ajardinada frente a la marquesina de la estación y la iglesia de San Francisco de La Vega, rechazando el barrizal vallado que deja el PSOE.
León vive un apagón ferroviario ya que, además de la gravísima pérdida de empleos que vive, mantienen a oscuras hasta los escudos de León en la antigua estación. Todo un símbolo del abandono. Para los populares, el alcalde actual solo vive de las rentas con los proyectos heredados del PP o incluso de la etapa de su antecesor, Francisco Fernández.