Elementos tóxicos son aquellos que contienen veneno o producen envenenamiento.
Envenenamiento es la acción de envenenar, que puede ser tanto administrar veneno, como crear discordia o enemistad, ser causa de ellas, también corromper o causar daño moral.
Estas acepciones aparecen en el Diccionario de la RAE. Así que, ya sean personas, grupos de las mismas, asociaciones de cualquier tipo, también pueden ser tóxicas si se dedican a crear discordia o corromper.
Esto viene a una reciente conversación con un buen amigo. El sabe que hablo de él, al resto no le interesa, porque no se trata de personalizar, sino de explicar como la toxicidad es capaz de intentar emponzoñar todo lo que tocan, algo que no es nuevo, pero que actualmente demasiados lo están aceptando con demasiada facilidad.
Por suerte, muchos ya están vacunados, no solo contra la tremenda COVID-19, sino también contra otros elementos venenosos de carácter menos vírico, pero mucho más complicado de combatir. Algunas veces pueden producir alguna reacción adversa, pero el tiempo y la experiencia, suele hacer que el antídoto funcione efectivamente.
En esta conversación, se mostró la faceta humana, común a todos, que es el reconocer los errores. Sobre todo, al no ver la toxicidad en un primer momento, y que ahora esa ponzoña es difícil de limpiar, e incluso se envalentona ante el individuo que les dio su confianza.
A pesar de la toxicidad, otros muchos que no estaban vacunados, y sucumbieron ante el veneno, han encontrado también el antídoto y, aunque aún con síntomas, empiecen a mostrar mejoría. Es sabido que, ante cualquier elemento dañino, cuando muestra sus efectos perjudiciales, el remedio no siempre es inmediato y requiere un proceso para ir mostrando las mejorías.
En cuanto al tósigo, no ceja en su empeño de intoxicar todo lo que toca, con discursos populistas, que a primera vista arrastras a demasiados, y luego hace que otros se unan por el ‘qué dirán’, pero llenos engaños, falsas promesas, y que no dudan en saltarse todo tipo de procedimientos e incluso con amenazas, para llegar a sus fines. Objetivos que no admiten ni discusión, cual dictadorzuelos exigen, ni siquiera son capaces de pedir ‘por favor’, que sus postulados sean admitidos sin ningún tipo de margen de maniobra, marcando ellos los tiempos, aunque no tengan ni permisos ni potestad para ello. Invadiendo espacios ajenos, con todo tipo de artimañas, sin respetar la independencia de cada uno, ya sea individual o grupal.
Llegan a pasar por encima de cualquiera, con tretas muchas veces torticeras e incluso irrisorias. Pero como ya han hecho mucho daño, aun meten ese miedo que se tiene ante los virulentos efectos de cualquier toxina.
Por desgracia aun no se sabe si los antídotos acabaran eliminando estos elementos tóxicos. No se sabe si la toxicidad ha calado demasiado como para recuperar la cordura, y ya no hay espacio ni tiempo para arrinconar y aislar el veneno. Como cualquier plaga es necesario tiempo para ver los resultados.
Espero que no haya que lamentar males mayores, por el bien de los afectados, y sobre todo de los leoneses en general. Si puedo asegurar que, sea el resultado que sea, más lo lamentarán los tóxicos que los vacunados, aunque los vacunados acaben dejando de lado muchos años de trabajo y sufrimiento. Mejor es acabar disfrutando del tiempo, que sufriendo la maldad.
Elías Álvarez Rico
Presidente de Esllabón Lleonesista