Baobad supo que hoy sería día de alguna celebración o actividad importante ya que bajo sus ramas y alrededor de su gran tronco, observó cómo se iban colocando sillas y atriles con partituras. Pensó, que sí, que los árboles también piensan; que iba a tener lugar un concierto, no era la primera vez. Baobad se sentía muy feliz cada vez que los humanos se congregaban a su alrededor, eso quería decir que Naturaleza ya les estaba dejando salir de sus galerías subterráneas. En 2022, Naturaleza rompió con los humanos por haber propiciado el cambio climático, el calentamiento global, la política del consumismo, la doctrina del aquí y ahora sin tener en cuenta las consecuencias, la intolerancia del fracaso, tanta agua malgastada, y mil pecados más…, los envió desterrados al subsuelo para que Tierra fuera capaz de reponerse de tanta enfermedad. Ahora, en el 3022, gracias al plan de Naturaleza, parece que este Planeta vuelve a ser el mismo. Así que volviendo al inicio de la historia, Baobad, pensaba acertadamente; hoy iba a celebrarse alrededor de su tronco el concierto de Santa Cecilia del año 3022.
Escuchar y aprender. Aprender y repetir. Repetir y sentir. Sentir y volver a repetir. Volver a repetir. Respirar y llevar el aire con maestría por los conductos del instrumento. Respirar y soltar el ritmo con la percusión exacta, en el momento en el que el latido de la canción que se interpreta lo necesita. Para conseguir que un instrumento sea el camino que exprese nuestra emoción, hay que echarle muchas horas, días de ensayo, sacrificios, dejar un poco a un lado, otras cosas que también nos gustan. Para llegar a sentir el instrumento como parte propia, hay que querer, hay que amar la música, hay que emocionarse con lo que uno hace. Luego viene la transmisión de esa emoción al escuchante. Si lo que se hace, se hace dándolo todo, esa conexión se da. El instrumento, los instrumentos, llegan a conectar al músico y al escuchante totalmente cuando uno da lo mejor de sí mismo. Y precisamente eso es lo que consiguió la Banda Municipal de Música del Ayuntamiento de Villarejo de Órbigo, “Sones del Órbigo”, dirigidos por su maestro Luís Martínez García de Longoria, en el concierto en honor de Santa Cecilia, celebrado el pasado sábado en el Pabellón Municipal de Veguellina de Órbigo. La emoción fue al cuadrado en algunas de sus interpretaciones. Aunque no se sepa nada de música, como es el caso de una servidora, los asistentes palparon que la pieza titulada Sajelbon de José Alberto Pina es una monumental y sacrificada obra que requiere muchísimo esfuerzo, también extraordinaria la interpretación de la Sinfonía Nº 4 de Andrew Boysen Jr.
A todos y cada uno de los miembros de Sones del Órbigo una enhorabuena al cuadrado por meternos la emoción en vena. A su director una ovación, iba a decir al cuadrado, pero creo que voy a poner al cubo, por haber conducido hasta aquí a la banda, que hoy es el orgullo y la alegría de nuestro Ayuntamiento y aledaños.
Por supuesto un OLÉ con mayúsculas al grupo de danzas tradicionales “La Barbacana”, que nos recuerdan la música y los bailes que hicieron felices a nuestros antepasados. Una alegría comprobar que hay nuevas generaciones en la formación.
Neuronada: Si a los políticos les diera por tocar algún instrumento, o bailar alguna que otra jotica, cuánto bien se y nos harían.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo