Olas lamiendo la cintura, el cuello, / el aliento. Descarga de chuzos rotos / en el alma, que no quiere alborotos. / Una brasa  te deja sin resuello. / Has pagado arancel mujer, por ello. / Por ser mujer, tus meses están rotos / por las reglas, que como viejos lotos, / encomiendan sus pétalos al huello, / por donde transcurren sendos sofocos. / Luego ya eres menopausia y el hilo /  del reúma zurce tantos días locos… / Ahora la rutina, ya está en el filo / del último inicio. Ya eres sofocos, / luna, sol, verdad, amor, flor de tilo.

Con motivo del día de la menopausia, que se celebró el pasado 18 de este mes, escribí el soneto que antecede a estas líneas. Está dedicado a todas las mujeres que ya estamos entradas en la menopausia  y a las demás, porque todas vamos a pasar por ese aro, uno más de nuestra condición de mujeres. Unas ni se enterarán, las felicito porque una servidora lleva muchos años con los sofocos arrimados a la rutina. Otras, como yo misma, pues procuramos llevar la menopausia con dignidad. También se puede contar con los profesionales para que nos aconsejen y receten posibles fórmulas no agresivas para la salud, que ayudan a que los sofocos sean más llevaderos.

Pero, ¡cuidadin! menopáusica no quiere decir que no sigamos tan activas y dispuestas como antes. Quizás lo mejor de la menopausia es que ya no tienes que preocuparte de aquellas reglas dolorosas que eran incapacitantes en algunos ciclos menstruales. En esta etapa de la vida, tampoco se le da tanta importancia a cosas y hechos que de verdad no la tienen, estamos más por saborear los pequeños bombones que nos trae el día a día. Nos liberamos de trabas y de “tontás” que nos tuvieron tristes o preocupadas, ahora estamos en el re-encuentro con aquella niña que nos enseñó a jugar, a cantar, a percibir por los sentidos del corazón lo bueno que tiene la vida. La que más o la que menos, ha sufrido pérdidas y desencuentros que a la larga, las/nos ha hecho más fuertes, por eso la edad de la menopausia, a pesar de los alteradores sofocos, es la edad en la que una se encuentra más consigo  misma y se disfruta recordando lo bueno de nuestro camino.

Lamiguería: Como menopáusica, quiero acordarme de todas las mujeres que viven en países en guerra o en donde no son consideradas personas y solo son objetos a explotar. Ellas no tienen opciones, solamente les queda sufrir las pérdidas de los suyos o soportar vejaciones por el mero hecho de ser mujeres; porque ser mujer en una guerra o conflicto, lleva la etiqueta de ser la primera en sufrir violación y convertirse en cosa para poder ser pisoteada. La vida nace en la mujer, no pisoteemos la vida.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo