El Club de Lectura Astorga, del mes de noviembre, tuvo como protagonista a Isaac Asimov y su novela “Yo, Robot”.

Una novela escrita en 1950 y que sorprende, en primer lugar, por el acierto en sus predicciones sobre la inteligencia artificial, que entonces estaba en sus inicios.

Su estilo narrativo a través de una serie de historias ligadas entre sí por la robo-psicóloga Susan Calvin, nos va adentrando en un mundo lleno de maquinas inteligentes; las hay que hacen de niñeras, otras leen el pensamiento, algunas con sentido del humor o con el interés y la capacidad para hacer política.

En todos los relatos se plantean las tres leyes de la robótica que Asimov formuló:

1.-Un Robot no debe dañar a un ser humano o por su inacción dejar que sufra daño.

2.-Un Robot debe obedecer las órdenes  que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se oponen a la primera ley

3.-Un Robot debe proteger su propia existencia hasta donde esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda de las  leyes.

Unas leyes que han marcado toda la literatura de ciencia ficción que se ha escrito con posterioridad.

La lectura de esta novela nos ayuda a plantearnos interrogantes sobre  la diferencia entre un robot  inteligente y un ser humano, por ejemplo, o bien si es posible predecir  el comportamiento de los robots.

Muchas preguntas y una visión que nos deja atónitos por su acierto en presagiar el devenir de la robótica.

El creador, Isaac Asimov, cuyo verdadero nombre era Isaak Yudovivich Ozimov, fue escritor e impartió clases de bioquímica en la facultad de Medicina de la Universidad de Boston.

Es reconocido como uno de los más  grandes maestros de la ciencia ficción.

Esperanza la coordinadora del Club fue conduciendo las intervenciones a veces contrapuestas que la lectura de este libro generó entre los asistentes.

Todos estuvimos de acuerdo en que era un texto excepcional, visionario, adelantado a su tiempo y a muchos nos preocupa o incluso asusta, el futuro que augura.

Victorina Alonso Fernández un día frio de diciembre con el sol de la infancia.