El gato que Ahmad y Julia, habían encontrado en el parque, ronroneaba en el regazo de Clotilde, la madre de Julia. Para ella aquel minino, que había llenado la casa y su corazón, era uno más de la familia.
– Mira como nieva, quién sabe dónde estarías ahora de no haber llegado a esta casa. Le pasó la mano por la cruz y por debajo de la garganta, a lo que el gato se dejaba regustado y la miraba con agradecimiento, a la vez que le pedía más caricias.
-Yo también te agradezco mucho que estés a mi lado. Eres con el único que me puedo sincerar. No se lo he dicho a nadie, pero estoy muy preocupada, no sé si Julia tendrá suerte con este muchacho forastero. El gato pareció entender a Clotilde y le puso una pata sobre su mano, como para tranquilizarla.
– Si ya sé que a ti te gusta mucho Ahmad, no hay más que ver como te despepitas cuando está en casa. Es con el único que te pones tan mimoso, cuando viene Hala o los demás, desapareces como por arte de magia, que me he dado cuenta amigo. Supongo que si tanto te gusta Ahmad, será porque tu instinto gatuno te dice que ese chico es bueno. “Miau, miau” maulló el minino como asintiendo a lo que Clotilde le decía.
– Pero su cultura es muy distinta, aunque este pobre tuvo que salir pronto del país donde había nacido, pero los genes, son los genes. Sigo temiendo por Julia, una nunca sabe, el futuro siempre es incierto, pero se ven tantas cosas… Aunque también los hay por aquí, que válgame el cielo.
Clotilde y el minino, miraban embelesados como el manto blanco de la nieve, cubría por completo la calle. En ese momento, Clotilde volvió la cabeza hacia el televisor, escuchó atentamente: “Hoy, tenemos que darles una gran noticia: Este año que acaba de concluir, ninguna, repito, ninguna mujer, ni ningún miembro familiar, han sido asesinados por violencia machista. Clotilde abrazó al misín con cariño.
-Qué buena noticia. ¿No te parece? -¡Miau! Contestó el gato.
Mordida existencial: Eso es lo que me he pedido a los Reyes Magos para este año. Violencia machista cero. Creo que esta noche soñé con esa extraordinaria noticia. Me levanté feliz. Un rato fluyó en mis fibras, la noticia del sueño: Violencia machista cero. Seré lela. ¿O… no lo he soñado y lo he leído en algún periódico del futuro? Violencia machista cero, todos somos parte de todo. Todos somos responsables de: Violencia machista cero.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo