El consumo desmedido de recursos y el uso de combustibles fósiles aceleran el deterioro del planeta

La Tierra ha sufrido cinco grandes extinciones. La última y más devastadora fue hace 65 millones de años, cuando junto con los dinosaurios también desaparecieron el 60 % de las especies que poblaban el planeta. Todas tienen en común que fueron causadas por fenómenos naturales, como una lluvia de meteoritos, la explosión de una estrella, o movimientos de las placas tectónicas. Ahora, el planeta está presenciando otra gran extinción, la sexta, y a diferencia de las anteriores las causas no son naturales, sino producidas por la acción del hombre. Es tan grande el impacto del hombre sobre el planeta que algunos científicos han acordado llamar a la época en la que vivimos Antropoceno.

La sobreexplotación de recursos

En opinión de los científicos del Instituto de la Universidad Nacional Autónoma de México, “hemos entrado sin duda en la Sexta Extinción Masiva”. ¿Cuáles son las causas? En el origen de esta gran extinción se encuentra la superpoblación humana, con grandes necesidades de recursos y un creciente impacto en el medio ambiente. Las causas que generan esta desaparición progresiva de especies son dos principalmente:

La sobreexplotación de los recursos naturales (deforestación, caza y pesca, etcétera)

Una economía basada en los combustibles fósiles (que contaminan la atmósfera) y están produciendo un calentamiento global de consecuencias nefastas para los ecosistemas.

Un ejemplo muy claro de la primera causa, la sobreexplotación de recursos, es el del pez globo. Este animal, capaz de hincharse para asustar y alejar a depredadores, y venenoso para evitar así su desaparición, ha sobrevivido miles de años, y sin embargo no parece que vaya a sobrevivir a  la moda del sushi y el sashimi.

La pesca intensiva de este animal para abastecer el mercado japonés ha disminuido su población en un 99,9 % en los últimos cuarenta años según la «Lista Roja de Especies Amenazadas» de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La moda del pescado crudo también ha llevado al atún rojo del Atlántico a “estar muy cerca del colapso” puesto que la industria pesquera captura estos peces cuando aún son demasiado jóvenes para reproducirse.

Un ejemplo del efecto del calentamiento global sobre las especies es el caso de los corales. El calentamiento del agua y la acidificación de los océanos (debido al aumento del dióxido de carbono en la atmósfera) son las principales causas de que los corales estén muriendo a gran velocidad. En 1999 se empezó a comprobar que la subida de la temperatura en el mar estaba directamente relacionada con la masiva desaparición de corales en el Mediterráneo.

Este efecto pronto se constató también, entre otros lugares, en Australia donde la Gran Barrera de Coral comenzó a blanquearse. Los arrecifes de coral son ecosistemas que proveen alimento y hábitat para miles de peces y moluscos, a la vez que proporcionan una protección para las costas en las que se hallan. Por este motivo, la desaparición de los arrecifes supone una pérdida del patrimonio natural y una amenaza para muchas especies, y en último término para las personas.

¿Cómo afectará esta sexta extinción?

Según afirma la publicación científica Science Advances, la mayoría de extinciones se han producido en el último siglo, y tras las pasadas extinciones masivas se necesitaron millones de años para que la naturaleza volviese a recuperarse y diversificarse. Si permitimos que este ritmo de extinción perdure, nosotros seremos los que podríamos no hacerlo. La humanidad se verá privada de los muchos beneficios que tiene la biodiversidad, muchos de los cuales hacen posibles la vida en la Tierra. No está claro cuántas especies se extinguirán ni la velocidad a la que lo harán, pero sí que está en nuestra mano limitar el daño al planeta.

Fuente: sostenibilidad.com / Ambientum