Poca producción y bajos precios, dos ingredientes que llevan a la ruina a los viticultores de Tierra de León
ASAJA denuncia que los bajos precios que las bodegas están ofreciendo a los viticultores en la zona de producción de la D.O. Tierra de León, a pesar de la escasa cosecha, ponen en riesgo la continuidad de estas explotaciones y alejan cualquier iniciativa de expansión con nuevas viñas. Después de la catastrófica cosecha de 2017 que dejó las bodegas vacías de existencias, y la escasísima producción en esta campaña 2018 para la que el Consejo Regulador apunta a una entrada en bodega no superior a 2,5 millones de kilos de uva, no se entiende que las ofertas de compra de las bodegas a los viticultores independientes se encuentre en el entorno a 50 céntimos de euro el kilo, precios más propios de zonas de producción de vinos de mesa que de zonas con denominación de calidad como es el caso.
ASAJA culpa a las bodegas de estrangular las economías de los pequeños productores que no disponen de bodega propia y que se ven obligados a vender la producción, un producto perecedero, al precio que marcan unas bodegas que de una forma u otra se han puesto de acuerdo para comprar a precios de derribo. En las circunstancias en las que se produce la uva Prieto Picudo, con sus peculiaridades agronómicas y las condiciones establecidas por la Denominación de Origen, no son sostenibles precios que a duras penas cubren los costes de producción y que se alejan muchísimo de los que se manejan en otras denominaciones de calidad de Castilla y León. Para remunerar la calidad que se está ofertando, fruto del trabajo, el buen hacer y la inversión acometida por los viticultores de Tierra de León, la uva se debería de pagar al menos a 80 céntimos de euro el kilo, aunque ni con este precio se puede rentabilizar una viña si su producción se sitúa en una tercera parte del rendimiento máximo por hectárea autorizado por el reglamento de la D.O. ( 2,5 t/ha. frente a las 8 t/ha. que permite el reglamento).
ASAJA agradece la apuesta que está haciendo la hostelería leonesa por el vino de Prieto Picudo, y agradece la buena respuesta del consumidor al elegir este producto de la tierra, pero por el contrario no ve suficiente compromiso de las bodegas para remunerar al sector productor y garantizar la sostenibilidad de todo el proceso.