El partido no podía empezar de peor manera para los intereses de la Cultural, ya que Cristóbal, en los primeros compases, lograba rematar un saque de esquina con eficacia, logrando adelantar a los de Mere en el electrónico. A partir de ahí, tocaba remar a contracorriente para los locales, que trataban de optimizar su mejor posicionamiento en el campo, junto a su mayor capacidad de gestión de posesión. Hugo y Liberto acercaban las posibilidades de un equipo que se negaba a ceder la plaza.
Sobre el verde del Reino se veían dos posiciones claramente enfrentadas, control de partido e iniciativa, contra orden defensivo, y ataque al espacio a la contra. En esta disyuntiva, ambos bandos trataban de fortalecer su situación, a través de sus hombres más significados. Aunque la Cultural sometía a su rival sobre campo propio, éste gozaba de algunas oportunidades claras de gol, como la que Palatsi desbarató ante Cedric, y que a punto estuvo de convertirse en el segundo. Con Biel Ribas, en la meta contraria, convertido en baluarte claro de su equipo y salvando los remates de Aridane y Hugo, el CF Fuenlabrada se iba a vestuarios con una ventaja en el marcador, no reflejada del todo sobre el verde.
La segunda parte se iniciaba con un doble cambio en las filas culturalistas, Señé y Zelu hacían su ingreso y aportaban más mordiente a la faceta ofensiva de un equipo que no iba a relajar sus ambiciones anotadoras. El rival trataba de aprovechar su velocidad por costados, en busca de una contra que cerrase el partido, pero la Cultural defendía con calidad las acometidas, ofreciendo un equilibrio evidente en sus fases de juego, y mostrándose como un equipo sólido ante las dificultades competitivas.
Los de Cea acumulaban un importante número de efectivos en zonas de remate, en busca de un gol que cristalizase las intenciones de un equipo que se desempeñaba competitivo en todo momento, y ante toda situación. Zelu y Saúl se erigían en los argumentos de mayor peso ante la solidez defensiva rival, en un intercambio de golpes protagonizado en su mayoría por los locales. La apuesta de ataque no se veía modificada, y los pupilos de Cea afrontaban los últimos minutos de choque con la única meta en mente del tanto de la igualada.
El final del partido traería los méritos de la Cultural envueltos en forma de regalo, con el golazo de Zelu que, en una jugada difícil de controlar, permitiría al jerezano empalmar una volea de quilates con la zurda desde la frontal del área, para sellar un empate de mérito con un gol de bandera. Se ponía así, solución salomónica a una contienda en la que la Cultural mereció mucha mejor suerte al término de la misma.