Nieto Nafría, Santoyo, Penas y Hermida protagonizaron ayer el ciclo organizado con motivo del 40 aniversario de la institución.
El Aula Magna San Isidoro de la Universidad de León (ULE) acogió en la tarde de ayer la cuarta jornada del ciclo ‘Cuarenta años de Constitución Española. Cuarenta años de Universidad de León’, cuyo tema de debate fue ‘Del nacimiento de la ULE a la actualidad. 40 años de andadura’. La mesa redonda moderada por Javier Vidal, profesor Titular de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la ULE, reunió a cuatro exrectores que precedieron a García Marín al frente de la ULE: Juan Manuel Nieto Nafría, catedrático de Zoología, Julio César Santoyo Mediavilla, catedrático de Traducción e Interpretación, Ángel Penas Merino, catedrático de Botánica, y José Ángel Hermida Alonso, catedrático de Matemáticas.
García Marín fue el encargado de abrir la sesión dibujando el escenario en el que se forjó la Universidad de León en 1979 y al que ha llegado hoy. La ULE echó a andar con cuatro títulos superiores Derecho, Filosofía y Letras, Veterinaria y Biológicas, y cuatro décadas después oferta 40 grados, 52 másteres y títulos propios lo que se refleja en que es la única institución de Castilla y León que crece en alumnos de máster, “tiene más de 500 alumnos en programas de doctorado, y en el último curso contabilizó más de un centenar de tesis leídas”, Marín, además hizo referencia a los más de mil alumnos extranjeros matriculados en la ULE y los más de tres mil que disfrutan de prácticas externas en empresas. Sobre esta realidad desgranada al inicio del encuentro, discurrió el debate entre los cuatro catedráticos que hilvanaron a lo largo de 40 años la historia, la realidad y el futuro de la Universidad de León.
Para completar la sucesión de anécdotas y recuerdos faltaban tres nombres claves en la creación de la ULE y para quienes los ayer presentes tuvieron palabras de reconocimiento y nostalgia: José Luis Sotillo, que entre 1979 y 1982 presidió la comisión gestora, Andrés Suárez, primer rector de la ULE entre 1982 y 1984 –estos dos ya fallecidos–, y Miguel Cordero del Campillo, que desempeñó el cargo entre 1984 y 1986, y que no pudo participar por su avanzada edad. “Si Cordero del Campillo estuviera aquí, habríamos aprendido mucho de él”, manifestó Hermida.
El primero en hablar de los principios de la ULE fue Nieto Nafría quien recordó aquellos años en los que se creó la Facultad de Derecho y la de Filosofía y Letras, al tiempo que la Universidad, y reconoció el papel que jugó la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León y, muy especialmente, y la Escuela de Veterinaria. Nieto estuvo detrás de muchos símbolos de la institución académica leonesa como el verde de la bandera o que al edificio donde este jueves se celebraba el coloquio se conozca como El Albéitar. Vivió la redacción de los estatutos, de hecho, “la defensa ante el claustro del estatuto la hice yo”.
FINANCIACIÓN Y AUTONOMÍA UNIVERSITARIA
En el transcurso del debate, aludieron a diversos temas que supusieron una gran trascendencia para la constitución y fortalecimiento de la Universidad de León como la transferencia de Educación a las autonomías “que hizo que desde Valladolid se aplicara un reparto subjetivo de los fondos para las universidades públicas de la comunidad”, incidió Penas, cuyas palabras corroboró el catedrático Hermida. A este respecto, Santoyo recordó que éste fue el motivo de su dimisión, después de que la Junta hiciera caso omiso a la auditoría que había encargado al Instituto Valencia de Estudios Económicos, en el que la ULE salía mejor calificada que las de Valladolid, Burgos y Salamanca. “Como no teníamos deuda, no hubo dinero para León cuando éramos la Universidad mejor valorada en el informe, fue una lástima, si lo hubieran valorado nos habría ido mejor”.
Uno de los aspectos en los que coincidieron fue en la falta de autonomía de las universidades españolas, a pesar de que la Constitución recoge, en el capítulo de Derechos Fundamentales, esta independencia para las instituciones académicas. Santoyo lo resumió en que “el que paga manda”, en relación a que tras las transferencias, las universidades que hasta entonces no contaban con un presupuesto empezaron a estar marcadas por unas cuentas en las que predominaba el capítulo 1. En este tema, todos ellos abogaron por conseguir una autonomía universitaria real.
En un ambiente distendido y cordial, los cuatro ex rectores mantuvieron un interesante debate sobre los cambios experimentados para la universidad en los últimos 40 años, y los cuatro exrectores volvieron a coincidir en la importancia de la universidad para la sociedad leonesa y la calificaron como “clave para el desarrollo de León”. En este sentido, Hermida señaló que la ULE “ha contribuido a generar riqueza cultural y social para nuestros jóvenes”, y Penas explicó que desde que entró como alumno “la he visto nacer, crecer, con problemas, mejor de salud, ha habido circunstancias no deseables, pero la realidad es que hoy la ciudad debe aprovecharse, así como los que viven hoy todos los días la universidad”
Avanzado el debate y antes de concluir, Javier Vidal solicitó a cada uno de los rectores que desvelaran los éxitos “de los que tienen más orgullo” durante sus mandatos. Para Nieto Nafría, Rector de 1986 a 1990, la creación de un centro después del Estatuto y la creación del Aula Magna San Isidoro. Por su parte, Santoyo Mediavilla, manifestó que durante el tiempo que ejerció de Rector (1990-2000) la mayor satisfacción fue el desarrollo del campus que “pasó de 9 a 20 edificios”, y para Ángel Penas (2000-2008) fueron varios aspectos como el incremento de la plantilla docente, la integración del INEF, el Hospital Clínico Veterinario y el Centro de Supercomputación. Por último, para Hermida, rector de 2008 a 2016, además de la potenciación de la enseñanza de chino y el Instituto Confucio, destacó “el conseguir de Cesáreo González ayuda económica para que determinados alumnos pudieran pagar sus matrículas”.